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La Bimodalidad en la Universidad Nacional de Quilmes

Walter Campi, María Ximena Pérez, Germán Reynolds, Noemí Wallingre, Ariel Barreto, Virginia Duch, Sebastián Torre, Nelly Schmalko, Guillermina Mendi, Sergio Paz, Selva Sena, Marcela Ceballos, Silvana Garófalo, Clarisa Marzioni, María Laura Finauri, Alejandra Rodríguez, Claudia Villamayor, Patricia Sepúlveda, Eliana Bustamante, Flavia Saldaña, Denise Pari, Ileana Matiasich, Miriam Medina y María Valdez

En la cotidianidad de las relaciones sociales, culturales y económicas, suele ocurrir que aparezca algún concepto y que, inicialmente, se vaya alternando en teorías para, luego, sustentarse en futuras prácticas. Sin embargo, a veces, sucede al revés: mientras reflexionamos sobre nuestras prácticas, nos encontramos con algunas que no poseen un nombre específico y que reclaman algún tipo de conceptualización. En esa línea está, precisamente, la Bimodalidad en la Educación Superior, tema que abordamos en este capítulo, a través del relato de diferentes experiencias dadas en el seno de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

Ubicada en el primer cordón del conurbano, la UNQ brinda una oferta educativa inclusiva presencial y virtual, que facilita la oportunidad de concretar estudios superiores a diferentes sectores de la población. En su modalidad virtual, esta institución también posibilita que estudiantes que abandonan sus estudios, aquejados por distintas emergencias, puedan terminarlos.

En este contexto, fuimos descubriendo que nuestros propios estudiantes presenciales podían aprovechar parte de la oferta educativa a distancia. Así, en algunas carreras, comenzamos a admitir que se pudieran culminar –bajo la modalidad virtual– estudios que se iniciaron de manera presencial, que ciertos cursos fueran semipresenciales y que distintos cursos presenciales puedan contar con la apoyo tecnológico del Campus Virtual y un amplio abanico de combinaciones posibles.

En suma, configurado por la presencialidad y la virtualidad, el panorama de la educación nos invita a reflexionar sobre nuestras prácticas. Sabemos que el proceso educativo evoluciona hacia una convergencia donde confluyen las mediaciones pedagógicas y tecnológicas.

Este posicionamiento nos ubica dentro de la Bimodalidad, una tendencia que en nuestra universidad representa una realidad educativa.

Así quedó demostrado durante el Iº Encuentro de Articulación de Modalidades: la Universidad Bimodal, donde el intercambio de información con base en las experiencias de cada Departamento, facilitó el trabajo colaborativo aplicado a los nuevos escenarios de enseñanza y aprendizaje, y nos mostró una Bimodalidad que puede ser encarada de diversas maneras. De esa diversidad hablamos, principalmente, en las próximas líneas.

Experiencias en el Departamento de Economía y Administración

En el panel coordinado por Sergio Paz, integrantes del Departamento de Economía y Administración de la UNQ, presentaron numerosas experiencias de Bimodalidad en las distintas carreras. Germán Reynolds, como Coordinador Académico del departamento, dio inicio a la exposición ofreciendo datos estadísticos que demuestran que, actualmente, son más los alumnos inscriptos en carreras virtuales que en las presenciales; y hay cada vez más cursos presenciales que solicitan aulas virtuales, como apoyatura para el dictado de clases.

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“Lo que voy a hacer es una presentación general de las características que está tomando la integración de modalidades en el Departamento de Economía y Administración. Aquí tenemos diez carreras activas: cinco en la modalidad presencial y cinco en la modalidad virtual, dentro de un esquema de universidad dual. En la presencial contamos con 3400 estudiantes, aproximadamente, entre licenciaturas y tecnicaturas. Y en la virtual, con unos 5000 estudiantes, también, entre carreras de pregrado y grado.¿En qué se refleja este camino hacia la integración de modalidades? En primer lugar, hemos realizado modificaciones en los planes de estudio, agregando orientaciones dentro de las carreras presenciales, para que los alumnos puedan completar sus estudios en carreras virtuales.
Otro aspecto que encaramos es el diseño de circuitos diferenciados y simplificados para el reconocimiento de asignaturas destinadas a estudiantes que articulan entre modalidades. Hasta hace poco, un estudiante que pedía equivalencias dentro del mismo departamento, se veía forzado a realizar un montón de trámites, cual si viniese de otra universidad. En eso hemos progresado bastante.
La homogeneización de contenidos, tanto de carreras similares como de asignaturas similares, es otro punto.
También hemos avanzado en la oferta de cursos virtuales dentro de la propuesta presencial. Es decir, alumnos presenciales pueden tomar algunas materias de las que se ofrecen regularmente en el campo virtual.
La transmisión de eventos que se realizan, normalmente, en la modalidad presencial, a través del streaming, en muchos casos se ha integrado para que los estudiantes de la modalidad virtual puedan asistir.
Otro punto es el uso de aulas como apoyo a cursos presenciales; se utiliza el Campus como herramienta de apoyo. También, en algunas carreras, se avanzó en el uso del aula como estrategia pedagógica central.
La mayoría de las asignaturas que toman este apoyo son del tipo teórico-prácticas. Los datos surgen de una breve encuesta realizada a docentes que habían solicitado el aula virtual.
Un 54% dice que la usa para que los estudiantes presenten sus trabajos. Un 45% , la pide tanto para el uso de foros como para promover la interacción entre estudiantes. Mientras un 84%, las destina como repositorio de archivos, para hacerles llegar bibliografías a los estudiantes.
Surge un dato interesante: casi un 10% de los profesores que solicitaron el aula virtual, nunca la usó.
La Secretaría de Educación Virtual provee de cursos de capacitación para todos los docentes que quieran utilizarlas. Esto es algo que está formalizado y muy en práctica en lo que es la modalidad virtual. Sin embargo, en la modalidad presencial no existe una instancia de control acerca de si los profesores realizan o no la capacitación en entornos virtuales.
Una de las últimas cuestiones que se analizó tuvo que ver con cómo evaluaban la utilización de las aulas virtuales. Para el 61%, la experiencia fue buena. Un 35 % respondió que ni buena ni mala; y un 4 % se animó a decir que fue una mala experiencia.
Entre aquellos profesores que no estaban conformes, apareció la dificultad del acceso, cuestiones administrativas y problemas para hacerle llegar las claves y usuarios a los estudiantes y a los profesores. También se planteó que los alumnos están poco familiarizados con las herramientas del Campus Virtual.
En estos puntos, la UNQ viene trabajando en la reforma de sus planes de estudio, de modo tal que los ejes que antes se abordaban en el curso de ingreso, se encuentren dentro de los planes de cursada. También se barajó la opción de que la capacitación en el uso de entornos virtuales, que hoy no está presente en la modalidad presencial, se pueda incorporar como una unidad dentro de los programas de las carreras”.


Por su parte, Noemí Wallingre y Ariel Barreto, como Directores de la Licenciatura en Turismo y Hotelería, de la Universidad virtual y de la Licenciatura en Administración Hotelera, de la modalidad presencial, dieron cuenta de la articulación que se lleva a cabo entre ambas carreras, generando distintas posibilidades para docentes y alumnos. Barreto resaltó algunas dificultades que atraviesa esta articulación, que si bien su resultado es fructífero y beneficioso para todos los involucrados, en la práctica presenta una serie de complicaciones de índole administrativa.

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“Como Directora de la Licenciatura en Turismo y Hotelería hablaré de las articulaciones y de las acciones conjuntas que llevamos a cabo entre la carrera presencial y la virtual que, vale aclarar, están emparentadas pero tienen perfiles de egresos muy diferentes.
Desde la dirección de ambas carreras trabajamos de manera mancomunada. En esa línea, por ejemplo, los estudiantes presenciales tienen opción de tomar cursos virtuales. En esta matriz, los docentes que podemos considerar bimodales, es decir, docentes de las carreras presenciales que pueden dar clases en la modalidad virtual o viceversa, son básicamente docentes presenciales que dan cursos en la modalidad virtual.
Otra cuestión que se articula es que los estudiantes que egresan, tanto de la presencialidad como de la virtualidad, puedan articular nuestras carreras de posgrado en una sola maestría. Y tenemos una especialización en Desarrollo Virtual del Turismo totalmente virtual.
Queda lo que llamamos Universidad Virtual de Quilmes, que brinda a la presencialidad capacitación de los docentes; digitalización de material bibliográfico y asesoramiento pedagógico. Otra característica desde que estamos integrados a un mismo departamento es que las asignaturas de las carreras virtuales y de las carreras presenciales están integradas a las mismas áreas. Las áreas son agrupamientos de docentes y de conocimiento que, hasta hace un tiempo, estaban separadas. Y sigue con una diferenciación: las carreras presenciales tienen su régimen de estudio y las carreras virtuales tienen el suyo, debido a las características propias de cada modalidad.
En 2013 fueron 143 los estudiantes presenciales que cursaron asignaturas virtuales. En 2015, el número bajó a 89. Esta oscilación puede tener múltiples razones. Por ejemplo, que las asignaturas virtuales incluidas en la carrera presencial eran menos en 2013 que en 2015. Y tiene que ver, también, con que el plan de estudio de ambas se modificó.
Otro punto que articulamos es que los estudiantes virtuales puedan realizar cursos presenciales. Básicamente, lo que hemos venido ofreciendo en forma conjunta es que nuestros tutores virtuales puedan venir a la universidad a tomar algunos cursos específicos. Esa oferta se hace siempre: aunque somos ciento por ciento virtual, muchos alumnos deciden venir a la universidad a tomar esos cursos.
También tenemos asignaturas virtuales que se otorgan exclusivamente para alumnos presenciales. Es decir que no son asignaturas que forman parte de la oferta académica y de la agenda de la carrera virtual sino que presencial lo solicita para sus estudiantes.
Ariel Barreto, nos hablará de algunas cuestiones observadas a lo largo de los años que generan ciertos contratiempos.”

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“Mi presentación está centrada en las dificultades que presentan estos procesos de articulación. La Licenciatura en Turismo y Hotelería y la Licenciatura en Administración Hotelera son fundacionales en este trayecto bimodal. El camino que venimos recorriendo desde el inicio ha sido y continúa siéndolo muy fructífero, tanto para los docentes como para los alumnos, porque ha permitido que muchos estudiantes puedan terminar sus trayectos curriculares dadas las distintas circunstancias de la vida.
Una cuestión que quería destacar es que, de nuestra oferta académica, casi el 25% de los cursos que ofertamos tiene la característica de presencialidad con Campus Virtual. Esto permite, de alguna manera, enriquecer los contenidos. Por otro lado, tenemos casi un 20% de nuestra oferta de la carrera que corresponden a cursos virtuales, totalmente, que son los que tomamos de la carrera de Turismo y Hotelería.
¿Cuáles son los asuntos “no felices” que tengo que contar? Están centrados, principalmente, en cuestiones administrativas. La articulación entre el área administrativa de presencial con el área administrativa de la virtualidad, con las direcciones de alumnos y con las tutorías, constituyen las principales problemáticas. Son cuestiones que todavía no se han podido aceitar.
Un aspecto importante que refleja una gran carencia es que, mientras los alumnos que cursan las carreras virtuales tienen tutores que van asistiendo todo su proceso formativo durante su carrera. Alumnos presenciales que toman los cursos que ofrece la universidad virtual carecen de ese acompañamiento. Eso ha generado, en alguna medida, esta desmotivación del alumno de tomar estos cursos. El hecho de iniciar el curso virtual y no tener un referente, un tutor o alguna figura que los acompañe, los desmotiva por completo. Imaginen que ingresar a un Campus Virtual que desconocen en su totalidad, más allá de aquello que los directores de carrera podamos explicarles, no es sencillo. Desde nuestro espacio le explicamos cómo es la modalidad y le damos el manual del Campus para que lo lea y se interiorice. Pero no hay un acompañamiento posterior a esa lectura. Este es un aspecto crucial y que no está contemplado. Lo que, a mi juicio, genera que el estudiante se sienta desmotivado a seguir y no termine su ciclo formativo dentro del Campus Virtual.
Otro aspecto importante está vinculado a los tiempos que se ofrecen en los cursos virtuales. Hay un calendario académico virtual y un calendario académico que es presencial. Esto, académicamente, no sería un gran problema porque ya hemos podido articularlo. Sin embargo, el problema está en la articulación administrativa.
A esta problemática podemos sumarle la tarea, casi de hormiga, que tenemos que hacer de manera individualizada para que la inscripción presencial pase al área virtual; que el área virtual cargue esos alumnos al sistema y que pueda asignar el usuario y la contraseña. Hoy por hoy, esos usuarios y contraseñas llegan a los directores de carrera que, a su vez, tienen que contactar a todos los alumnos para entregarlos y asegurarse que puedan ingresar al aula. Esta tarea, a pesar de no ser visible, es muy grande. Y son precisamente esas tareas que no se visualizan las que generan estos contratiempos y desmotivaciones en los alumnos.
Otro inconveniente que se nos presenta está vinculado, insisto, con los temas administrativos; que todo pase por allí. Por ejemplo, el resultado final de los alumnos que terminan los cursos virtuales es feliz, porque todo se resuelve allí. Pero suele pasar que muchos estudiantes que tomaron cursos virtuales, se encuentren con que en su foja les falta una materia que ya aprobó.
¿Dónde está la cuestión? En que el alumno tiene que hacer un trámite en virtual porque no hay una articulación entre los sistemas informáticos de virtual y los de presencial, donde, automáticamente, esos cursos aprobados queden incorporados en la foja de vida cada uno. Entonces, esto que facilitamos en cierto sentido, genera dificultades en otro. El alumno no viene con problemáticas vinculadas a los procesos pedagógicos, ideológicos o de materiales. Al contrario. Las problemáticas se centran en las cuestiones netamente administrativas. Necesitaríamos una herramienta informática que permita y facilite el acceso del alumno presencial a estos trayectos virtuales. Por eso, las desmotivaciones que tienen los alumnos –producto del boca/oído que se va generando cuatrimestre tras cuatrimestre por estas problemáticas– genera la baja de alumnos y cierta desazón para tomar este tipo de cursos.
Pedir la foja, asentarlo en un acta, pasarlo a presencial, presencial no lo pasa, y demás cuestiones administrativas que el estudiante debe hacer para poder acreditar una materia que se ofrece dentro de la misma universidad, les resulta demasiado engorroso. Incluso, muchas veces, la Dirección de Carrera tiene que hacer una resolución interna que acredite esa materia para que el alumno pueda recibirse.
La experiencia bimodal es excelente: tenemos casi un 20 por ciento de nuestra oferta representada por cursos virtuales que se toman de la carrera de Turismo; y un 30 % de los cursos que tiene esta modalidad presencial, con asistencia de Campus. Históricamente, esto ha permitido que muchos estudiantes se hayan podido recibir con su trayecto. Además, ha permitido que, tanto docentes de presencial como de virtual, puedan trabajar de manera mancomunada y enriquecer los conocimientos.
Por eso, sería muy bueno poder encontrar soluciones fáciles y prácticas que resuelvan esta cuestiones”.


Virginia Duch y Sebastián Torre, contaron sobre la experiencia del uso del software Big Blue Button en la asignatura Inglés II de las carreras virtuales de la Licenciatura en Turismo y Hotelería y Comercio Internacional. Esta herramienta permite el contacto sincrónico con los alumnos, posibilitando nuevas estrategias didácticas.

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“Nuestra presentación es sobre el Big Blue Button una herramienta siempre abierta, y la Bimodalidad. Tenemos, por un lado, las carreras completamente presenciales. Por otro, las carreras completamente virtuales.
Con Inglés II, para la modalidad virtual de Turismo y Hotelería y Comercio Internacional tuvimos un inconveniente inicial: la evaluación presencial. No teníamos ni los recursos humanos ni los económicos para abordar los exámenes presenciales en las distintas sedes. No podíamos hacer como hacen las otras materias que mandan el examen porque, en realidad, lo que había que evaluar era la producción oral.
Empecé a investigar dónde podía obtener una herramienta de fuente abierta que se pudiera implementar en nuestro Campus. Y fue cuando encontré este gran botón azul y lo presente a las autoridades, a la Dirección de Materiales, a la Dirección de Servicio Técnico de la Universidad Virtual, quienes también lo analizaron, lo estudiaron en profundidad y dijeron: “sí, se puede implementar en nuestro Campus Virtual”.
Es una herramienta a la cual se entra como una actividad en nuestra plataforma Moodle y se puede planificar un encuentro sincrónico con los estudiantes. Ahí está ampliado el sector de las cámaras de video, porque en realidad lo que hago para evaluar a los estudiantes es hacerles acreditar identidad a través de la cámara. Después, en el sector central, les pongo algún diálogo o algún texto de los que hayan tenido ellos en el material didáctico (producido por nosotros en la universidad). Tienen, también, un chat, por si no pueden escuchar bien, o cualquier cuestión que haya que solucionar.
En Inglés II, esta herramienta se usa para evaluar; para la famosa evaluación que, en otras materias, es presencial. En esta materia tenemos tres instancias a lo largo de la cursada, donde los estudiantes se conectan y van haciendo diálogos entre ellos, van leyendo y produciendo.
Sin embargo, el “gran botón azul” no se agota en una evaluación sincrónica. Por ejemplo, el profesor Sebastián Torre, a veces se junta con los estudiantes para consultas sincrónicas, hacer entrevistas, invitar a algún colega de la disciplina…También da clases de manera sincrónica”.

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“Esta herramienta sincrónica es una novedad para lo que es la Bimodalidad virtual en la universidad. Los alumnos se sienten muy conectados a pesar de algunas deficiencias del diseño. Inicialmente, lo que hacemos con esta herramienta es la presentación de la materia, donde yo me encuentro con los alumnos que asisten y les cuento, en breve, cuál es el objetivo de la materia y qué se aprende a aprender en la materia. En esta última cursada avanzamos un poco más y como somos dos profesores, nos conectamos en forma simultánea. Asistieron a la presentación 18 alumnos, que fue la tasa de conexión mayor que tuvimos en este último año.
Otra actividad sincrónica que desarrollamos, que me pareció muy interesante, fue invitar a una docente de la biblioteca de la universidad a que haga una clase ella misma como invitada en el aula virtual, de forma sincrónica, y transmitiendo audio y video. En ese sentido, dio una clase de uso público de información. Eso es muy importante para los alumnos virtuales porque, generalmente, hemos tenido casos de copia y uso de información sin las citas apropiadas.
Por otro lado, en algunos docentes entusiastas, promovimos el uso de esta herramienta para que ellos puedan aplicarla a sus cursos.
Finalmente, un uso muy interesante para los alumnos fue responder dudas sobre el trabajo práctico. Les envié las consignas del trabajo práctico y, al día siguiente, dándoles 24 horas para que las lean y las interpreten, hicimos un encuentro con cinco alumnos, interactuamos y entendieron qué era lo que yo pretendía con el trabajo práctico. Yo les pude responder en vivo las dudas que ellos tenían sobre la interpretación de las consignas”.


Por último, Nelly Schmalko y Guillermina Mendi compartieron el caso de la Tecnicatura Universitaria en Economía Social y Solidaria, carrera que fue pensada desde su formación como bimodal, cuya currícula se encuentra integrada por asignaturas que combinan presencialidad y virtualidad.

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“Nosotros traemos la experiencia de la Tecnicatura, que es la única propuesta político pedagógica bimodal. La Tecnicatura es una carrera nueva de pregrado que dura tres años y que nació como un proyecto de inclusión educativa de trabajadores y trabajadoras en la universidad. Trabajamos con la metodología de la educación popular, es decir, produciendo colectivamente conocimiento para transformar distintas situaciones de la realidad que nos rodea. Trabajamos en pareja pedagógica donde hay un docente que tiene la responsabilidad de los contenidos y hay otro que sigue todo el trayecto de los estudiantes. Además, trabajamos en articulación territorial, es otra de nuestras estrategias porque tenemos comisiones que se dictan en distintas localizaciones y eso nos permite armar redes con otras universidades, con distintas identidades que están en los territorios.
La Bimodalidad es parte de nuestra estrategia porque nosotros no la tenemos como recurso de alguna materia, sino que la tenemos integrada. Cada materia tiene cuatro horas presenciales y tres horas virtuales. Por lo tanto, para nosotros, es una estrategia fundamental porque permite mayor flexibilidad para los estudiantes que son, como decía, trabajadores y trabajadoras, en general adultos, muchas mujeres, madres que se acercan a estudiar la carrera. Y finalmente el tema de trabajar en la modalidad virtual implicó un montón de desafíos para nosotros porque esto mismo de la producción colectiva de los conocimientos y la construcción de comunidades de aprendizaje, si bien tenía la modalidad virtual como punto de ventajas, esto que decía también nos implicó desafíos para seguir conservando el carácter colectivo, que es como lo central de la carrera. Tenemos una articulación del contenido entre lo presencial y lo virtual también el Campus que nos sirve para articular trabajos entre distintas materias. Es una instancia que los docentes utilizamos para hacer estrategia conjunta respecto de algún tema o problema que puede integrar las materias, sobre todo las que tenemos organizadas por áreas: pedagógica, de economía social y de gestión. En este sentido armamos distintas estrategias para que el Campus sea un espacio de discusión, de reflexión y construcción de conocimiento como así también un puente entre el territorio y la universidad”.

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“Me toca hablar, específicamente, del Campus y cómo nosotros lo implementamos desde la Tecnicatura. El desafío de poder construir la Bimodalidad de manera integrada a la tecnicatura, nos llevó tiempo de capacitación y de articulación entre el equipo docente. Nosotros, como equipo docente, también trabajamos en comunidad de aprendizaje y nos vamos formando en las distintas herramientas de modo tal que el Campus realmente, sea una herramienta de inclusión educativa. En ese proceso de formación fuimos desarrollando distintas instancias de herramientas dentro del Campus que nos permitieron la apropiación tanto del equipo docente como de los estudiantes, considerando las características particulares del sujeto de aprendizaje de la Tecnicatura. En ese sentido, ensayamos varias herramientas: foros, recursos multimedia y producciones audiovisuales propios de los estudiantes, difusión de experiencias de economía social, sala de profesores donde nos encontramos y compartimos materiales, recursos, bibliografía y desarrollamos una herramienta que también nos permite pensar en el puente “territorio-universidad”, a través del Campus las “tertulias de lectura ideológicas en economía social”, son consignas que trabajamos a través del Campus y que después se retoman en las aulas, consignas que los estudiantes trabajan en sus territorios con organizaciones, con experiencias de Economía Social, con vecinos o compañeros de territorio, que no necesariamente hayan cursado la Tecnicatura. Esto se toma como aprendizaje tanto, en el Campus como en las aulas. Eso es lo que nos permite pensar este puente entre el territorio y la universidad, entre el territorio y las aulas y pensar la construcción de esta comunidad de aprendizaje de la que hablaba Nelly. Una herramienta fundamental que construimos y nos apropiamos en la Tecnicatura es el “Muro Viajero”.
A los “Muros Viajeros” los definimos como espacios públicos, democráticos, compartidos entre todas las comisiones de la Tecnicatura donde ellos pueden desde poner opiniones. “Las tertulias” son instancias de aprendizaje colectivo, no sólo del estudiante sino también con otros factores territoriales que se suman. Esos dos espacios los incluimos a la herramienta que ya había en la modalidad virtual.
¿Cuál es la potencia de la Bimodalidad para el trayecto formativo? En relación a las potencias de la Bimodalidad en la Tecnicatura, específicamente creemos que la modalidad virtual y presencial articuladas de manera integral, nos permite, en principio, la continuidad del proceso de enseñanza fuera del aula y pensar esto como comunidad de aprendizaje y articulación con el territorio. Además de poder lograr la flexibilidad en la cursada de la Tecnicatura en relación a las características particulares del sujeto de aprendizaje. Esto que son trabajadores y trabajadoras, que son jefes de hogar que militan, que trabajan, que son adultos que ya tienen una vida desarrollada... Eso es lo que nos permite la adecuación a esta característica fundamental de la Tecnicatura, que es la inclusión educativa. Además permite generar esta identidad propia a partir la articulación de las distintas comisiones que están localizadas en diferentes lugares, con mucha distancia entre ellos. El espacio virtual permite esa cercanía y esa construcción de identidad. Es un entrenamiento permanente en las tecnologías de la información y comunicación y hace accesible a los estudiantes a prácticas que quizás no las tenían incorporadas.
En relación a las tensiones que fueron apareciendo, una de las más importantes fue la formación pedagógica del equipo docente. Todos trabajaban en presencial, con una propuesta pedagógica donde se prioriza lo vincular, el cara a cara, el reconocimiento de todos y de cada uno de nosotros. En ese sentido, el espacio virtual era un desafío. Lo que hicimos fue generar distintas estrategias para que los docentes pudieran apropiarse, tomamos todas las herramientas disponibles, y fuimos construyendo otras, enriqueciendo, aprendiendo a incrustar el video, a elaborar material propio. Todo eso fue generando un entorno más amigable, dando una familiaridad y una posibilidad de incorporar la modalidad virtual integralmente a nuestra propuesta pedagógica. Otra dificultad que tuvimos fue porque los estudiantes tenían conocimientos previos muy desiguales. Para algunos era la primera vez que se acercaban a una computadora, otros ya tenían mucha práctica y se aburrían en estas instancias. La nuestra es una carrera que se dicta en trimestres. La carrera presencial se dicta en cuatrimestres. Por eso, cada trimestre tenemos que ir compatibilizando con los cuatrimestres de presencial. Si bien estamos mejorando bastante esa dificultad, todavía hay desfase de tiempo.
Para terminar, pensamos que el órgano más importante de esto fue la inclusión digital de los sectores populares y de los actores de la comunidad. Para nosotros es una estrategia importante, y en eso también ponemos acento porque nos permite construir en los territorios y difundir la Economía Social y Solidaria, que es nuestra carrera, por otros actores. Contribuir creando redes con otros actores, otras universidades, otras organizaciones y entidades como proyecto de otra economía”.

Experiencias en el Departamento de Ciencias Sociales

El panel que dio cuenta de las experiencias recientes llevadas a cabo en el Departamento de Ciencias Sociales, estuvo coordinado por Patricia Sepúlveda. Durante esta instancia, en representación del Diploma de Operador Socioeducativo en Economía Social y Solidaria (DOSESS) y el Proyecto CREES, Selva Sena mencionó como desafío la formación de calidad, ante una matrícula con escaso manejo de las competencias digitales requeridas para estudiar en entornos virtuales de aprendizaje. En ese sentido, optaron por intercalar semanalmente encuentros presenciales (“tertulias dialógicas”) con actividades en el Campus Virtual, el trabajo docente en pareja pedagógica, la formación de formadores, la construcción de redes y multiterritorialidades, entre otras cuestiones.

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“Nosotros llegamos a la Bimodalidad y a la virtualidad desde los territorios. Impulsamos tres carreras: la primera es de Extensión Universitaria, que es el diploma de Operador Socioeducativo en Economía Social y Solidaria. En ese diploma hay cinco materias, una de las cuales es TIC. Por eso, cuando armamos el plan, tuvimos que aprender muchas cosas. Estaba dirigido a personas adultas, militantes barriales con articulación con los Ministerios de Educación y de Desarrollo Social, e integrantes de las cooperativas de Argentina Trabaja. Había personas que quizás nunca habían tenido un e-mail o acceso a una computadora; tampoco habían tenido acceso a la universidad. En ese sentido fue transformador.
A partir de aquí es que surge la Tecnicatura Universitaria en Economía Social y Solidaria,una carrera totalmente bimodal. Tiene como carga horaria siete horas semanales de las cuales cuatro son áulicas y tres son en Campus Virtual. Esto nos implicó un desafío en el sentido de cómo garantizar la calidad de la formación con estas personas, la mayor parte adultas y que no tenían un recorrido de formación. Generamos, entonces, lo que llamamos “tertulias dialógicas” que es un trabajo que todas las semanas los estudiantes organizan en su comunidad, con su familia, su cooperativa o con sus respectivos trabajos, para discutir y analizar algún texto; y luego se usaba el Campus Virtual de apoyo. En ese sentido, la Bimodalidad favorece el intercambio y la inclusión. En este contexto, generamos algunos dispositivos pedagógicos para poder acompañar esta formación: trabajamos en pareja pedagógica, lo que implica que haya dos docentes, un docente curricular y un docente tutor que acompaña.
La otra carrera que promovimos fue la Especialización en Gestión de Economía Social y Solidaria, una carrera de posgrado que es totalmente virtual, pero en la cual aparecen otras actividades que hacemos. Por ejemplo, encuentros presenciales con streaming para los compañeros que viven muy lejos”.


Marcela Ceballos, amplió la experiencia expuesta por Sena describiendo las estrategias implementadas para recontextualizar el acto educativo a distancia en carreras relacionadas con “Educación Popular”. Habló de dinámicas de territorialización y de prácticas educativas situadas.

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“Desde la Subsecretaría de Educación, Inclusión y Territorio tenemos un área de diplomas y estamos trabajando con organizaciones sociales en distintos territorios. Entendemos los diplomas de extensión como trayectos formativos cortos alrededor de un eje que los nuclea. Estamos trabajando en el NEA, en las provincias de Chaco, Misiones, Corrientes y Formosa. Ahí tenemos una Bimodalidad distinta porque vamos con alternancia, es decir, cada determinada cantidad de encuentros. El tutor es el referente en territorio. A raíz de estos procesos, fundamentalmente por el trabajo con el Foro Nacional de las Organizaciones de la Agricultura Familiar, estamos empezando un diploma en Comunicación Popular para las organizaciones sociales. Lo vamos a dictar cien por ciento virtual porque tenemos representantes de esta organización en todo el país que quieran hacerlo. Esto genera desafíos distintos.
Hay un contexto que no le es ajeno al estudiante o al participante de esta práctica, pero la virtualidad en sí misma es deslocalización. Con lo cual se genera una tensión. Y la pregunta de muchos escépticos es si se puede trabajar en programas de educación popular a distancia.
El diploma que ofrecemos está compuesto de trayectos de acreditaciones cruzadas. En esa línea, los desafíos que hemos detectado para trabajar con la Bimodalidad, tienen que ver, fundamentalmente, con el acceso. Hay problemas de tecnologías muy fuertes.
La otra cuestión son las competencias de lectoescritura. Nos damos cuenta que en el Campus Virtual les cuesta expresarse por miedo a tener faltas de ortografía, a quedar “señalados”. Tenemos que encontrar el camino para que se animen a escribir y a participar; y se pierde lo mágico que tiene la modalidad, que es la participación asincrónica.
También tenemos que recrear el contexto que se pierde por trabajar en la virtualidad, generando ambientes empáticos y materiales para que la gente pueda apropiarse de ellos. Se pueden crear y recrear en la virtualidad formas humanas de comunicación y acercamiento y lograr que la tecnología no sea vivenciada como un obstáculo sino como un facilitador que derriba barreras, ensancha el horizonte de la construcción colectiva, educativa y el intercambio de las prácticas”.


A continuación, Silvana Garófalo, describió la experiencia del curso de Inglés del Diploma en Ciencias Sociales. Las dificultades más importantes que enunció fueron la demora en el acceso de estudiantes a la plataforma del Campus Virtual por dificultades en el trámite de claves y usuarios. Mencionó la necesidad de revisar la calidad y el nivel del material didáctico elaborado, así como las estrategias de enseñanza implementadas; y enfatizó su interés por la masificación de estas propuestas.

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“Voy a compartir una propuesta para estudiantes en las diplomaturas, donde tienen una materia obligatoria que es Inglés. Es un curso transversal a todas las carreras. A finales de 2013, por iniciativa de la Dirección de Diplomaturas, empezamos a pensar en cómo poder integrar la virtualidad como oferta académica dentro de la presencialidad, por lo que decidimos llevar a cabo un modelo de educación bimodal. Para eso trabajamos con el Campus Virtual, a pesar que el calendario sea distinto en ambas modalidades.
Luego tuvimos el desafío del material didáctico. Necesitábamos algo que fuera empático, además del uso de los recursos que ya posee el Campus. Trabajamos, entonces, en un cuadernillo que se convirtió en el material didáctico multimedial.
Un aspecto crítico fueron los cuellos de botella que se generaron con el acceso, por primera vez, al Campus Virtual. En el caso de los cursos presenciales con Campus, tuvimos que esperar unos días hasta que Secretaría Académica nos enviase los datos de información; además, la carga de los alumnos al sistema tuvo que ser realizada por los mismos profesores. Ahí se generó una demora de quince días.
Desde lo académico, tuvimos que sumar actividades de grupos para facilitar e incentivar un poco más el trabajo de interacción, sobre todo de alumno a alumno, ya que la mayor interacción se daba entre docente-alumno”.


Desde la Dirección de los Profesorados, Clarisa Marzioni relató la primera experiencia de estudiantes presenciales en cursar materias virtuales. Coincidió en las dificultades y demoras vivenciadas para acceder a la plataforma virtual y mencionó algunos problemas relacionados con los dos calendarios académicos distintos: uno en presencial y otro en virtual. También resaltó la importancia de contar con un tutor constante que acompañe a estos alumnos.

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“Una de las experiencias que me gustaría contar tiene que ver con estudiantes de las carreras presenciales. Particularmente, de los profesorados que están tomando oferta académica de la modalidad virtual por primera vez. Realizamos varias reuniones con directores de carrera presenciales, para definir los criterios pedagógicos que nos ayuden a operativizar esta situación de Bimodalidad.
Para que los estudiantes de la presencialidad elijan materias de la virtualidad, nos pareció importante que esas asignaturas sean del núcleo de formación electivo, es decir, que no fueran materias del Ciclo Superior Obligatorio. Otras de las condiciones fue que los docentes tuvieran experiencia en las dos modalidades.
También tuvimos necesidad de pedir colaboración a una de las tutoras de la virtualidad para que destine parte de su tarea a lo que es el seguimiento y acompañamiento de estos estudiantes, que optan por la virtualidad siendo de presencial.
Como desafíos y cuestiones a seguir trabajando, se destaca la desincronización entre los calendarios de la presencialidad y la virtualidad.; y la formación de un equipo de tutores que pueda acompañar a estos estudiantes de la presencialidad que elijan cursar en la virtualidad”.


Luego, María Laura Finauri describió la estructura del plan de estudios de la Licenciatura en Terapia Ocupacional, vigente desde 2013, que ofrece el primer Ciclo Básico presencial y la posibilidad de realizar el Ciclo Superior bajo la modalidad virtual. Esta idea potencia la culminación del estudio a estudiantes del interior del país y constituye, sin duda, una clara propuesta de inclusión.

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“Voy a hablar de la Bimodalidad en Terapia Ocupacional. A partir de 2001, se crea el ciclo de complementación curricular por el cual aquellos terapistas ocupacionales que no tenían el título de Licenciados, podían acceder a la licenciatura en forma virtual. De esas seis asignaturas que formaban el ciclo de complementación, cinco fueron ofertadas a los estudiantes presenciales. En 2013, se modificaron los planes de estudios de ambas Licenciaturas, la presencial y la modalidad a distancia. Ahí es donde se comienza a articular una modalidad con otra. Cuando los estudiantes finalizan el Ciclo de Formación General, obtienen un diploma de formación básica que los acredita a acceder al Ciclo de Formación Superior. Ese Ciclo puede hacerlo totalmente a distancia o totalmente en forma presencial. Aquellos que lo hacen a distancia, tienen un plus diferente a los presenciales porque hay un núcleo de formación específica en el cual pueden acceder a cursar tres de las seis asignaturas, justamente específicas en dos áreas en conexión muy importantes: la niñez y la gerontología. La modificación de los planes de estudio ha permitido que los estudiantes presenciales puedan cursar algunas asignaturas en forma virtual o el Ciclo Superior completo. A muchos que vienen de lejos, el poder terminar el último año en la modalidad virtual, que sería el Ciclo Superior, les brinda la posibilidad de volver a su lugar de origen antes de recibirse.
Otra cuestión en la que estamos trabajando es en lograr la especialización en Terapia Ocupacional Comunitaria en la modalidad a distancia, para que más graduados puedan formarse, justamente, desde sus lugares distantes de la capital.”


Alejandra Rodríguez, se centró en los cambios implicados en el rol del docente y del estudiante en entornos virtuales, al detallar las cinco materias virtuales ofertadas para alumnos presenciales.

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“Me voy a referir a cuatro espacios donde desarrollamos algunas de las cuestiones de Bimodalidad desde la Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades. La carrera tiene alrededor de 600 alumnos que provienen de todo el país y que, habiendo aprobado 15 materias universitarias o estudios terciarios, eligen continuar su formación de modo virtual. Desde hace algunos años, la universidad promueve la Bimodalidad. Es por ello, y considerando que muchos de los contenidos mínimos de las materias son idénticos y que, incluso, muchos docentes dan en ambas modalidades, la idea de que pueda haber un intercambio entre esta carrera y la Licenciatura de Historia.
Hicimos una experiencia pequeña en cinco materias que tomaron estas dos carreras presenciales de la virtual. La tarea fue muy grata,aunque no sencilla. Una cuestión a resolver fue cómo articular el calendario de ambas modalidades. Hubo que sortear muchos problemas logísticos que se fueron resolviendo de forma artesanal y con el esfuerzo y empuje de muchos. Fue una experiencia pequeña pero que implicó algunos cambios en las prácticas frecuentes de los estudiantes. Entre ellas, la aceptación de nuevas formas de evaluación.
En lo sustantivo, la Bimodalidad ofrece a los alumnos presenciales la posibilidad de experimentar un entorno de aprendizaje más autogestivo. Plantea desafíos interesantes respecto de las pautas y los tiempo preestablecidos, donde la mediación del docente con el alumno adquiere significados bastantes diversos, diferentes a la presencialidad. Los profesores que participaron de la experiencia la evaluaron positivamente, y coinciden en señalar que, en el futuro, es necesario profundizar los foros de presentación y de intercambio entre estudiantes de ambas modalidades para enriquecer experiencias de unos y otros. Sostienen, también, que debieron responder a muchas más consultas que las habituales respecto a la dinámica de estos grupos, sobre todo del Campus Virtual.
Esto nos lleva a cuestiones a resolver. En general, se relacionan con el rol de acompañamiento que aún no hemos implementado con los alumnos presenciales. De pasar de ser ricas experiencias a convertirse en políticas de la universidad habrá todo un trabajo de coordinación y puesta a punto de mecanismos técnicos-administrativos para utilizar esta experiencia.
Sin embargo, esta experiencia de alumnos que se trasladan no es la única de Bimodalidad. También se ha expresado en el fomento entre docentes y estudiantes de la virtual que participan en proyectos de investigación y docencia. En estos años, ha aumentado significativamente no solo las consultas sino las postulaciones a becas y a participación en proyectos de investigación que realmente han redundado en una visibilidad de la universidad, hacia sectores que antes estaban excluidos.
Desde 2013, también se crearon dos formas de interacción en ambas modalidades. Una de estas iniciativas la constituyeron las salas especiales, que son aulas virtuales con acceso a alumnos, docentes y a toda la comunidad universitaria donde se respetaron algunas actividades que ocurrían en la presencialidad, como muestras fotográficas, conferencias en la virtualidad, en las salas virtuales y al revés. Por ejemplo, para los 30 años de la democracia o para la conmemoración de los 100 años de Cortázar, que ocurrían en la virtualidad, también se trajeron a la presencialidad. Estas fueron iniciativas muy exitosas y visitadas. Salas especiales visitadas por miles de alumnos y que dejaron una experiencia de otra forma de participación bimodal. Por otra parte, y también por el aprovechamiento que brinda la Bimodalidad, y en conjunto con la Dirección de la Licenciatura en Educación de virtual, se editaron dos números de la revista “Sociales y Virtuales”, una publicación que surgió como iniciativa de ambas carreras con el fin de generar un espacio de intercambio y difusión de los trabajos académicos producidos por los estudiantes virtuales y presenciales del departamento.
Las actividades mencionadas dan cuentan de un trabajo de articulación entre distintas aéreas de la universidad y el fortalecimiento del trabajo conjunto entre carreras del departamento presenciales y virtuales, en vista a seguir innovando y trabajando sobre la Bimodalidad”.


Finalmente, Claudia Villamayor detalló el perfil de la Tecnicatura Universitaria en Gestión de Medios Comunitarios y la posibilidad de su existencia gracias a la Ley de Medios, aprobada en 2009/2010 y a la política institucional de ofertar carreras que apunten a la inclusión y a la comunidad. Rescató la importancia de ofrecer materiales didácticos empáticos y describió las características de la matrícula de la carrera.

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“La Tecnicatura Universitaria en Gestión de Medios Comunitarios tiene dos años y medio de duración. Es una carrera que, obviamente, es el resultado de la sanción de una ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y que está pensada en la contribución a la gestión de un mapa de la comunicación en la Argentina.
Es un proyecto educativo que está en función de esa estrategia y de una perspectiva muy fuerte en relación a la democratización de las comunicaciones.
Quienes cursan la carrera son gente que proviene de los medios universitarios, audiovisuales, de producción gráfica y digital; que está en medios públicos, medios escolares y medios de organizaciones populares.
Es la única carrera a nivel nacional con modalidad virtual y presencial que se dedica a pensar el diseño político-cultural, organizativo, económico, tecnológico, jurídico, estratégico, de planificación de lo que son los medios comunitarios, públicos, escolares. Es innovadora desde todo punto de vista, no solo por lo que significa políticamente sino desde lo educativo, para mucha gente que tiene una larga experiencia de hacer la gestión de los medios pero no tiene el estatuto que acredite ese aprendizaje desarrollado en las prácticas. La universidad tiene esa posibilidad de hacer que su aprendizaje previo se convierta en un derecho y que un título se convierta, también, en un derecho de legitimar sus experiencias.
En relación a la Bimodalidad, por ahora tenemos una experiencia que hace puente entre las experiencias de diplomatura de Comunicación y Cultura Popular, que la coordina la Subsecretaría, y que la hemos hecho en articulación con la Licenciatura en Comunicación Social y la tecnicatura, porque de cinco de las materias que se dan en esa diplomatura, tres son de la tecnicatura y dos son de la licenciatura. Entonces, los materiales didácticos que son sistematizados en las tarjetas virtuales que ustedes conocen, son el recurso que los docentes utilizan para dar las clases de modo presencial en Ezpeleta, por ejemplo, esa es una manera de la Bimodalidad que estamos teniendo, que tiene una razón política, fundamentalmente.
La construcción de la inclusión social sería la razón política donde el dispositivo de la virtualidad y de la presencialidad se pone al servicio de un proyecto político concreto de inclusión.
Con la carrera de Comunicación y Producción Digital tenemos otra experiencia de Bimodalidad. Es una carrera que tiene puntos de contacto con Sociales, con la Licenciatura en Comunicación, con Diplomatura en Comunicación y Cultura Popular y con la de Comunicación Digital. Por ahora, son cuatro materias las que nos vinculan: Economía Social y Solidaria, Gestión de Medios, Derecho a la Comunicación y Teoría y Práctica de la Comunicación Comunitaria.
Existe la necesidad de esta carrera de tener algunos puntos de presencialidad, es decir, en el territorio. Además, para sostener la matrícula es muy importante tener instancias de seguimiento presencial.”

Experiencias en Ciencia y Tecnología, Curso Inicial de Socialización, Artes y Producción Digital

Moderado por Eliana Bustamante, en este panel se expusieron algunas de las experiencias que se están llevando a cabo, referidas a situaciones y desarrollos de enseñanza y aprendizaje bajo la modalidad presencial, virtual y bimodal.

En esa línea, Flavia Saldaña y Denise Pari hablaron sobre su trabajo en las tutorías de la carrera de Informática, en el Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes, donde utilizan el Campus Virtual para compartir actividades orientadas a los ingresantes, con la intención de superar la brecha de conocimientos entre la escuela secundaria y la universidad; y como espacio de socialización. Algunos docentes de ese departamento utilizan el Campus Virtual como repositorio, para subir materiales, diapositivas y apuntes. Muchas veces, también, los temas tratados en la clase presencial siguen su discusión en aula virtual.

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“Para acercarnos a hablar de Bimodalidad, creemos necesario hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo articulamos nuestra carrera, que es presencial, con la utilización de tecnologías para complementar esta modalidad?El uso que le damos a la herramienta del Campus Virtual que nos brinda la Universidad Nacional de Quilmes, tiene dos ejes distintos: en uno se trabaja con tutorías para los ingresantes. Aquí hacemos un fuerte uso de la herramienta ya que brindamos las tutorías en dos turnos: a la mañana, que son presenciales, y a la noche, que son virtuales. Los estudiantes que tenemos a la mañana son diferentes a los de la noche. Estos últimos, generalmente, trabajan, son recursantes o tienen otras responsabilidades; por lo que necesitan tener una comunicación más directa con nosotros sin estar físicamente todo el tiempo.
Las tutorías están orientadas para ingresantes y tienen como fin brindar apoyo para que la brecha entre la educación secundaria y la universitaria, no sea tan fuerte. Para eso, le damos técnicas de estudios, organización y planificación de sus horarios. Todo eso lo hacemos a través de métodos muy dinámicos. El Campus ofrece un montón de herramientas donde se puede interactuar de igual manera. Es real que a los chicos, a veces, les cuesta más ingresar a un foro porque se sienten expuestos porque no saben con quiénes hablan. Pero eso es al principio; después ya empiezan a interactuar claramente mejor con el resto de las cosas. Y lo mismo con otras actividades.
Por otro lado, el Campus también lo utilizamos en la materia Organización de Computadoras, que si bien es presencial, descubrimos que mediante un blog los estudiantes practican más. En ese sentido, es una buena herramienta, sobre todo teniendo en cuenta que lo que buscamos es la autonomía. En el Campus, con ejercicios de autoevaluación, logramos eso. A través de él hacemos uso de los foros interactivos y, fuera de lo que es el horario escolar, convocamos a nuestros alumnos a determinadas actividades. Hay experiencias de docentes que generan sus propias plataformas, sin necesidad de limitarse sólo a un recurso. En lo educativo, se utiliza para lograr una mejor comunicación ya que el espacio presencial exige la articulación de ese otro espacio, con momentos donde se suben tareas para resolver y se trata de brindar todo tipo de articulación. También usamos el formato estático que brinda este espacio. Cuando dictamos una clase, automáticamente subimos las diapositivas que generamos en esa clase”.


Ileana Matiasich compartió su práctica como docente, tutora y alumna del entorno virtual. Según su vivencia, el espacio tutorial constituye un puente entre la institución, los docentes y los alumnos. Señaló que, como estudiante, sintió la necesidad de establecer una comunicación, ya sea con docentes u otros alumnos y que, muchas veces, la interacción que esperaba no se producía. Como docente, expresó la necesidad de estar en contacto con los alumnos dentro del aula y en forma más personal.

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“Por mi trayecto personal, dentro de lo que es la modalidad virtual, he sido alumna, tutora y docente. Esos perfiles me han permitido enriquecer cada uno de los lugares en los que estuve. El primero en el que participé fue el de tutora. Desde ahí, mi rol era ser “un puente” entre la institución, los docentes y el alumno. Como docente, esa experiencia me sirvió mucho para estar en contacto con los alumnos dentro del aula, aunque también eran comunicaciones personales con cada uno que entraba al Campus para hacer consultas. Mi mayor experiencia fue como alumna. Ahí sentí la soledad y comprendí qué le pasa al alumno. Aprendí que había formas de interactuar con el docente y con otros compañeros que no habían sido exploradas. Por ejemplo, una experiencia concreta es el trabajo colaborativo en el Google doc, donde los alumnos resuelven por fuera del aula, aunque luego tengan que subir el trabajo al aula del Campus Virtual. Esta experiencia resulta muy enriquecedora en cuanto a la interacción de los alumnos.
Otra experiencia que resultó significativa fue la de “cooperativas de lecturas”. Muchas veces, los estudiantes no llegan con las lecturas que se van proponiendo semanalmente; esto hace que no se genere interacción con la clase, además de que las lecturas son necesarias para poder seguir avanzando. En esta instancia, muchos abandonan. Por eso, hacer la lectura más cooperativa le ha permitido a muchos poder seguir la clase desde la síntesis que hizo otro compañero.
Estas dos herramientas, dentro de lo que es la virtualidad, son las que me indican hacia dónde podemos seguir avanzando. Como docente presencial me ha pasado tener que buscar herramientas virtuales para poder trabajar en forma cooperativa. En ese sentido, la utilización del Campus Virtual me sirve tanto como un complemento como para generar nuevos conocimiento”.


A continuación, Miriam Medina presentó la experiencia del Curso Inicial de Socialización a carreras virtuales (CIS) en el municipio de Colón, caracterizada por proponer el curso introductorio, propedéutico y obligatorio virtual, con apoyatura en instancias de presencialidad. Se buscó, así, reconocer los saberes previos de los estudiantes para trabajar sobre ellos en los encuentros, ofreciendo herramientas conceptuales, contenido y momentos de práctica.

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“El Curso Inicial de Socialización, que está destinado a todos los ingresantes de las carreras de grado de la modalidad de estudios a distancia de la Universidad Nacional de Quilmes es de carácter obligatorio. Su propósito no sólo es aproximar a los estudiantes al marco institucional de la universidad y socializarlos en el uso de los recursos del Campus Virtual, sino también reconocer los saberes previos que tienen para poder trabajar con esos elementos a través de los encuentros. En ese sentido, les otorgamos herramientas conceptuales, de contenidos y momentos de práctica que atraviesan todo el curso.
Una experiencia que tuvimos y que puede enmarcarse en la Bimodalidad fue un convenio con el Municipio de Colón, Provincia de Buenos Aires. Sus autoridades manifestaron interés de querer llevar carreras en la modalidad virtual a los habitantes de Colón. Nuestra experiencia, con el curso inicial de socialización, se realizó en lo que denominamos el segundo y el tercer período del calendario en la Universidad Virtual. Hubo varios cursos; a los encuentros, que eran semanales, viajaban dos docentes del equipo para dictarlos por la mañana y, muchas veces, por la tarde.
¿Qué cosas posibilitaron estos encuentros? Básicamente, la articulación entre la modalidad virtual y la presencial. En este caso, ellos tuvieron los encuentros presenciales pero, actualmente están cursando carreras a distancia. También permitió un mayor acompañamiento hacia los estudiantes por parte del docente que estaba desarrollando el curso, por los tutores, la coordinación y nuestra institución, que avala permanentemente para ver qué tipo de necesidades y de cuestiones habría que modificar.
Algo que valoramos es lo interesante de establecer una mayor articulación con los municipios que se encuentran interesados en fomentar carreras universitarias en esta modalidad, ya que brinda la posibilidad de estudio a muchos que no pueden organizarse en los horarios convencionales de cursadas pero sí en sus hogares, a través de una computadora.
Además, trabajar de manera articulada para atender las demandas personales y profesionales del lugar, nos permite seguir pensando la cuestión situada: cada lugar puede tener particularidades con respecto a la formación profesional. También, reflexionar sobre estas experiencias y evaluarlas, tanto para la creación de nuevos materiales y proyectos, como para pensar en nuevas estrategias pedagógicas de intervención.
Es importante pensar en la diversidad para llegar a aprendizajes más significativos. Así es como está pensado el curso inicial de socialización y los encuentros consecutivos: en un diálogo permanente, de instancias de trabajo grupales, individuales y un seguimiento activo por parte del equipo docente y de los tutores”.


A modo de cierre, María Valdez planteó la experiencia en relación al diseño y la implementación del ciclo de complementación curricular de la Licenciatura en Artes y Tecnologías Digitales, que presentó dificultades internas en torno al abordaje de las artes en la virtualidad. Los docentes encontraban dificultades en el Campus, por lo que se planteó la necesidad de adecuar el material didáctico para la enseñanza en carreras virtuales de arte, a partir del desafío de trabajar en el aula con alumnos y profesores con otra vinculación al sistema. En ese sentido, compartió la experiencia de un docente de Introducción a la Programación que propuso trabajar en el Campus de forma lúdica, con un juego de simulación desarrollado en la UNQ. Esto permitió la construcción colaborativa del conocimiento y el desarrollo de prácticas más horizontales.

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“Comentaré, básicamente, lo que fui implementando en la Licenciatura en Artes y Tecnologías. A diferencia de lo que pasa con otras carreras dentro de la universidad, el uso de los materiales es completamente distinto. En este contexto, a los profesores no nos servían los materiales tradicionales, tanto por su caducidad como por las posibilidades de lo estético y lo audiovisual, entre otras cosas. Además, nos encontramos con un Campus Virtual al cual tuvimos que adecuar la práctica artística.
El problema de la adecuación del docente al Campus Virtual fue complicado. Un caso muy paradigmático, que me abrió otra perspectiva en torno a lo que es la relación de enseñanza y aprendizaje en el Campus Virtual, experimenté al crear una asignatura llamada Introducción a la Programación. Para los que venimos del campo de las humanidades, Introducción a la Programación es lo más cercano a un licuado de arena. Verdaderamente pensé que en esta materia todos los alumnos iban a abandonar, ya que la mayoría está acostumbrada a trabajar con otra densidad semántica, con otros componentes. Sin embargo, es la materia que mejor funciona. ¿Por qué? Porque el docente que la está dando decidió trabajar con todo el Campus de manera lúdica, a través de un juego de programación diseñado en esta universidad. Este docente es un nativo digital, una persona que tiene otra narrativa de inserción en el mundo y, desde esa narrativa, piensa el universo audiovisual, porque el universo virtual también nos pone en lógica de lo audiovisual de una manera completamente distinta.
Esto trae aparejado otro problema que puede servir para debatir: hay una cuestión que se debe trabajar desde otro lado: la Bimodalidad alumno-docente. En casi todas la asignaturas de la carrera los alumnos son bastante autónomos y utilizan el Campus como ellos quieren. Es decir, construyen y tienen docentes que, justamente, como vienen de otra rama, son mucho más flexibles, construyen o tratan de construir cooperativamente el conocimiento. En vez de trabajar de una manera más tradicional, dentro del Campus trabajan de forma más horizontal ya que la búsqueda va por otro lado.
En ese sentido, una de las cosas que en todas las variables que puede tener la Bimodalidad podemos analizar, es el desarrollo de la capacidad de lectura audiovisual del docente, no del alumno. El alumno ya la tiene: son “multipantalla, multitasking y multitodo”. Pero el que no tiene la capacidad lingüística de absorber ese mundo, es el docente. En ese sentido, es clave trabajar la lógica del sujeto, quién es el sujeto, quién es el interlocutor. Es decir, la herramienta está en función de cómo se construye la narrativa de un sujeto. Eso es fundamental para entender uno de los desafíos más fuertes que tiene la Bimodalidad”.


* Walter Campi es Máster en Comunicación y Educación en la Red, licenciado en Educación, maestro de Artes Visuales, profesor de Artes Plásticas y especialista en Informática Educativa. Se desempeña como profesor ordinario de la Universidad Nacional de Quilmes y como Coordinador del Programa Universidad Virtual de Quilmes. Está a cargo de la Coordinación General de la Colección “Ideas de Educación Virtual” en la Secretaría de Educación Virtual de la Universidad Nacional de Quilmes.

* María Ximena Pérez es Doctoranda en Comunicación, Licenciada y Profesora en Comunicación Social, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde ejerce como docente e investigadora en la Facultad de Periodismo y Comunicación. Está a cargo de la Coordinación editorial y Edición de la Colección “Ideas de Educación Virtual” en la Secretaría de Educación Virtual de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

* Germán Reynolds es Máster en Economía y Desarrollo Industrial por la Universidad Nacional de General Sarmiento; Licenciado en Comercio Internacional y docente investigador ordinario en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Es el coordinador académico del Departamento de Economía y Administración de la UNQ.

* Noemí Wallingre es Licenciada en Turis­mo y Magíster en Desarrollo Local (Universidad Nacional de San Martín y Universidad Autónoma de Madrid). Es docente investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), donde dirige la Licenciatura en Turismo y Hotelería, modalidad virtual, y la Maestría en Desarrollo y Gestión del Turismo de la UNQ. Publicó numerosos libros relaciona­dos con la temática del turismo.

* Ariel Barreto es Licenciado en Administración Hotelera por la Universidad Nacional de Quilmes, donde se desempeña como docente y Director de la Licenciatura en Administración Hotelera. También es docente en la Universidad Nacional de San Luis.

* Virginia Duch es Profesora Inglés, Licenciada Educación de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y , Magíster en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Es docente de inglés para pregrado, grado, posgrado, capacitación docente y extensión universitaria en la UNQ.

* Sebastián Torre es egresado de la Licenciatura en Administración de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y del Posgrado de Internet y Comercio Electrónico de la Universidad de Palermo. Es docente ordinario de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) donde dirige la Licenciatura en Administración.

* Nelly Schmalko es especialista en Educación en Entornos Virtuales de la OEI, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), donde coordina el Área de Diploma de la Subsecretaría de Educación, Inclusión y Territorio.

* Guillermina Mendy es Socióloga, Especialista en Políticas Sociales y Magíster en Desarrollo Local. Investigadora y docente en la Tecnicatura Universitaria en Economía Social y Solidaria en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

* Sergio Paz es Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador. Es investigador y profesor de grado y posgrado en el Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), donde se desempeña como Coordinador Académico de la Maestría en Ciencias Sociales y Humanidades (Orientación Economía).

* Selva Sena es Psicóloga de la Universidad de Buenos Aires, investigadora y docente en la Especialización en Gestión de la Economía Social y Solidaria en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

* Marcela Ceballos es Licenciada en Educación y Especialista en Docencia en Entornos Virtuales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), donde ejerce como docente e investigadora, y está a cargo de la coordinación del Área de Informática y del Diploma “Operador Socio Educativo en Econ. Social y Solidaria” .

* Silvana Garófalo es docente de inglés y Coordinadora del Área de Lenguas Extranjeras del Departamento de Ciencias Sociales de la de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

* Clarisa del Huerto Marzioni es Magíster en Ciencias Sociales con mención en Educación (FLACSO sede Argentina). Ha desarrollado su actividad docente y profesional fundamentalmente en dos áreas: la educación a distancia y la educación de jóvenes y adultos. Es profesora regular de la Universidad Nacional de Quilmes.

* María Laura Finauri es Licenciada en Terapia Ocupacional y Directora de la Licenciatura en Terapia Ocupacional. Integrante del Observatorio de la Discapacidad del Depto. de Ciencias Sociales de la UNQ. Es profesora regular de la Universidad Nacional de Quilmes.

* Alejandra Rodríguez es Profesora de Historia (UBA) y Magíster en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural (UNSaM). Es Docente investigadora en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes y docente en la Universidad de Buenos Aires.

* Claudia Villamayor es Licenciada Periodismo y Comunicación Social. Egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Es docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, donde dirige la Tecnicatura Universitaria en Gestión de Medios Comunitarios.

* Patricia Sepúlveda es Magister y especialista en Ciencias Sociales y Humanidades con mención en Historia por la Universidad Nacional de Quilmes, es docente investigadora ordinaria de esa universidad. Además es licenciada en Educación y profesora de Historia y coordinadora de la Cátedra Abierta de Género y Sexualidades de la UNQ.

* Eliana Bustamante es Especialista en Entornos Virtuales de Aprendizaje por la OEI, Licenciada en Comercio Internacional y docente investigadora ordinaria en la Universidad Nacional de Quilmes. Se desempeña como profesora del departamento de Economía y Administración y ejerce la coordinación de Tutorías Académicas del Programa Universidad Virtual de Quilmes.

* Flavia Saldaña es Licenciada en Informática, docente de la materia Organización de computadoras e introducción a la Programación, de la Tecnicatura de Programación Informática en la Universidad Nacional de Quilmes.

* Denise Pari, Doctoranda en Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), es Coordinadora de Trayectos Profesionales (Orientación en Programación Informática) en la Escuela Técnica de la UNQ.

* Ileana Matiasich es Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, con diploma de posgrado en estudios superiores de la Universitá Autónoma de Barcelona. Actualmente, dirige la Tecnicatura Universitaria en Producción Digital.

* Miriam Medina es Especialista en Educación en Entornos Virtuales de Enseñanza y Aprendizaje, Profesora y Licenciada en Comunicación Social, de la Universidad Nacional de Quilmes. Es la Coordinadora del Curso Inicial de Socialización de la Universidad Virtual de Quilmes.

* María Valdez es Licenciada en Letras de la Universidad de Buenos Aires; docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes donde, actualmente, dirige la carrera de Artes y Tecnologías. Además, se dedica al estudio, a la investigación y a la enseñanza sobre cine argentino y latinoamericano, sobre historia y estética cinematográfica y semiótica del espectáculo.