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II. El Programa Conectar Igualdad y las políticas de inclusión del estado argentino

Constanza Necuzzi

El Programa Conectar Igualdad es una política educativa pública de inclusión tecnológica desarrollada por el Estado Nacional, cuyo objetivo central es acortar la brecha digital al interior de la población y, de ese modo, acortar también la brecha social.

En este artículo, presento datos descriptivos del Programa, impactantes en términos cuantitativos, así como algunas ideas conceptuales en torno a la inclusión tecnológica y las búsquedas que realiza.

El Programa fue creado en 2010 por decreto 459/10 del Poder Ejecutivo Nacional, atendiendo tres grandes ejes de trabajo: la infraestructura escolar, el desarrollo tecnológico del equipamiento informático que se entrega en las escuelas y todo lo que constituye lo blando del Programa, la estrategia comunicacional, la formación y actualización docente y el desarrollo de los contenidos.

Concurrente con otras políticas de inclusión social que se han ido generando y sosteniendo desde el Estado en los últimos años, su constitución supone un gran desafío desde lo institucional, pues se trata de un programa nacional que se vuelve federal y regional en cada una de las provincias y local y barrial en cada escuela.

El Programa entrega computadoras portátiles a estudiantes de escuelas públicas de nivel secundario, de educación especial de todos los niveles,de los institutos superiores de formación docente y las escuelas secundarias dependientes de las universidades nacionales.

Forma parte de otras iniciativas estatales que son complementarias. Los desarrollos que se están dando a nivel local y regional, por ejemplo a partir de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, han recuperado una cantidad importante de proyectos locales que le han dado voz a los actores. Esto puede observarse en los proyectos de radio locales. El Ministerio de Ciencia y Tecnología a través de la Fundación Sadosky tiene un proyecto llamado “Programar 2020” de incentivo al estudio de la programación para niños y jóvenes. En este momento, nuestro país está desarrollando software y lo está exportando. Software de muy buena calidad, aplicaciones para el sistema productivo, alimentario, videojuegos. La formación de programadores es central, en un mundo donde prácticamente todos los procesos productivos y comunicacionales implican desarrollos digitales. Son áreas de trabajo y desenvolvimiento muy importantes para nuestro país, con un mercado de trabajo versátil y desafiante para los jóvenes.

Tenemos, como antecedente de programa de inclusión, la AUH, asignación universal por hijo, nacida un año antes que Conectar Igualdad y que está mejorando los índices de retención de los estudiantes en las escuelas secundarias. Otro programa claramente de inclusión social es “Progresar”. Iniciado en 2014, se han anotado casi un millón de jóvenes entre dieciocho y veinticuatro años que quieren volver a la escuela y terminarla, que la habían dejado por diversas razones y hoy quieren retomarla.

En cuanto a contenidos, hoy contamos con Paka-Paka, Canal Encuentro con producciones nacionales y locales en la televisión abierta. Tenemos la Televisión Digital Abierta, el programa Argentina Conectada. También están los NAC, los núcleos de acceso al conocimiento, distribuidos como nodos por toda la Argentina. Todas estas son políticas convergentes y que le dan sinergia al Programa Conectar Igualdad.

La infraestructura escolar

Para que el Programa funcione como tal, no sólo se entregan las netbooks a estudiantes y docentes, sino que se instala conectividad en las escuelas y una Red LAN. Además, se provee de un equipamiento específico a las escuelas de educación especial.

La cobertura de conectividad en nuestro país es un trabajo que está en marcha. Alrededor del 40% de las escuelas tiene conectividad y cuando Conectar Igualdad nació, la conectividad era menor. Desde el principio, se pensó que el Programa tenía que poder funcionar en todas las escuelas, tuvieran o no conectividad.

Se provee un servidor a las escuelas y se instala en cada aula una antena o punto de acceso, un AP (access point). Los AP y el servidor, a través de un cableado, generan una red dentro de la escuela, llamada red LAN.

La red tiene dos funciones. Por una parte, brindarle un sistema de seguridad antirrobo a las netbooks, de modo que, si la máquina se pierde o si a los chicos se las roban, se bloquea y deja de funcionar. Esto es muy importante como política pública porque les da a los chicos, que son menores de edad, un equipamiento que tiene un valor monetario y no podíamos exponerlos a estar en una situación de vulnerabilidad. Por otro lado, esa red interna permite el intercambio de contenidos dentro de la escuela, entre los distintos docentes, entre los estudiantes de distintos cursos y demás.

La conectividad es un proceso que está en marcha e irá llegando paulatinamente a las escuelas. En algunas regiones, por ejemplo sobre la cordillera, es difícil tener acceso remoto; lo mismo pasa en muchos lugares del campo. Allí donde no ha llegado la inversión de las compañías de telecomunicaciones porque no es rentable, ARSAT, la empresa Argentina Satelital, está instalando fibra óptica. Se están construyendo muchos kilómetros de fibra óptica para poder vincular, justamente, a las localidades que han quedado fuera de los circuitos comerciales más rentables. De este modo, podrán tener conectividad los estudiantes, las escuelas, las bibliotecas, los municipios. ARSAT ha puesto en órbita el primer satélite de telecomunicaciones de la Argentina y estamos muy contentos y emocionados con eso.

El tercer aspecto referido al equipamiento, son los kits para educación especial. Se trata de tecnología adaptativa, que se entrega a las escuelas según la modalidad. Por ejemplo, se ha comprado una cantidad importante de impresoras Braille. Los libros en Braille tienen un costo muy elevado. La impresora Braille transforma lo digital en una impresión troquelada. Prácticamente, en muchas escuelas es recuperar una alfabetización que era muy costosa de hacer industrialmente, y que, a nivel familiar y escolar, se resolvía manualmente: se escribían los textos a punzón. La introducción de estas impresoras en las escuelas constituye un gran avance.

Para los chicos con problemas motores se adquirieron brazos de apoyo, pulsadores, mouses ampliados. A veces uno no termina de darse cuenta que un mouse contiene en sólo tres botones una gran cantidad de funciones y cómo es necesario expandir ese movimiento para que todos los chicos puedan expresarse, aprender. Hemos equipado 1.902 escuelas con los kits adaptativos. Aquí, las tecnologías del Programa funcionan como verdaderas rampas digitales que acortan la brecha social y educativa.

En este sentido, el Programa Conectar Igualdad es una política universal. Llega de manera completa a todas las escuelas. No funciona a nivel de piloto. Son todas las escuelas públicas de educación especial, todas las escuelas secundarias públicas, todos los institutos nacionales y provinciales de formación docente. Toma el universo completo de corte.

El desarrollo tecnológico

Cuando pensamos en el impacto del Programa sobre el desarrollo tecnológico local, hablamos de un proceso de sustitución de importaciones muy importante en marcha. Esto no fue planificado, pero sí una oportunidad que se pudo aprovechar desde el inicio del Programa. Las primeras máquinas que se entregaron en 2010 y principios de 2011 eran completamente importadas. En las siguientes licitaciones, se establecieron porcentajes de equipamiento con componentes o fabricación nacionales. Las máquinas empezaron a ensamblarse en la Argentina. Se agregaron componentes, se agregaron cables y batería. Entonces, por un lado, tenemos el desarrollo de una mano de obra que aprendió a hacer un trabajo que no se hacía antes en nuestro país y, por el otro lado, el desarrollo local, la producción local de componentes y de computadoras. En este momento, estamos agregando valor local a las computadoras del Programa.

En relación al software, las máquinas nacieron con doble booteo, con un sistema operativo privativo y un sistema libre. En cuanto al segundo, se empezó con Ubuntu y, ahora, desarrollamos Huayra. Se lanzó en septiembre de 2013, cuando se obtuvo la primera versión estable. Huayra quiere decir viento en quechua –por los vientos de cambio– y está programado en base Debian. Lo interesante de Huayra es, por un lado, que está pensado con una interfaz muy amable para los chicos y los profesores, muy accesible. Y, por otro lado, que incorpora producciones locales y regionales dentro de la plataforma. Por ejemplo, Mate, el escritorio de Huayra, fue desarrollado por un programador de software rionegrino. Ícaro, un programa de robótica, está desarrollado por un cordobés. Pilas es un programa de programación de videojuegos, dirigida a objetos, diseñado y programado por un desarrollador de la Capital Federal. Preciosa es una App de Precios Cuidados. Lo hizo un programador de Córdoba con el equipo de Conectar Igualdad. Artómico es una tabla periódica que hizo una profesora de Tierra del Fuego junto con sus estudiantes y un programador local. Es un proyecto que articula arte y tecnología. El equipo central de Huayra, que forma parte de los equipos de Conectar Igualdad, desarrolló la plataforma desde un sistema operativo libre. El repositorio está en la nube. Su desarrollo está documentado y, también, disponible en la nube. Se trata de código abierto con posibilidad de ser modificado, cambiado, resignificado y copiado sin pagar licencia y sin piratear. Porque queremos transmitirles a los chicos que no es necesario pagar o cobrar por todo. Porque, si no, es piratería y estamos cometiendo un delito. Por otro lado, los desarrollos locales se incorporan a la plataforma para enriquecer el proyecto.

La computadora, ya desde 2013, tiene televisión digital en el marco de Argentina Conectada. Se puede ver televisión digital en HD sin tener que pagar cánones; no requiere conexión a Internet. En la Capital Federal se ven 22 canales. En el interior, dependiendo de las antenas, se ven más o menos canales, pero se ven todos los canales de aire, lo que también consideramos una convergencia de tecnologías y políticas públicas.

El impacto del Programa Conectar Igualdad en la enseñanza y en el aprendizaje

Cuando pensamos el impacto del Programa en la enseñanza y en el aprendizaje, tomamos tres grandes dimensiones de trabajo: el acceso al hardware y software a través de las computadoras, los contenidos que están preinstalados, y la formación y actualización de los docentes.

Ya he descrito el hardware y el software de las netbooks. Las computadoras vienen con contenidos preinstalados, aplicaciones. Los profesores y estudiantes pueden agregar todo aquello que están usando, que desean y les parece necesario para las clases, pero cuentan desde el momento de la entrega de la netbook con una cantidad de contenidos disponibles.

Hay diversas propuestas en marcha a propósito de la formación y actualización de los docentes, desde el postítulo en Educación y TIC que ofrece el Instituto Nacional de Formación Docente (INFD), los componentes TIC del Programa Nuestra Escuela, el proyecto Escuelas de Innovación de ANSES y una cantidad de iniciativas locales, regionales, municipales y provinciales.

Algunas preguntas tienen que ver con cómo posicionarnos frente a las tecnologías y para qué queremos las netbooks en las escuelas. Hoy tenemos una cantidad de experiencias realizadas y de investigaciones en la materia. ¿Qué queremos hacer con las tecnologías? ¿Para qué nos ayudan en educación? ¿Es posible pensar la cultura, la economía, la cognición, la comunicación, la subjetividad, por fuera de las tecnologías? ¿Qué significa la escolarización en el siglo XXI? ¿Cómo atraviesan las tecnologías las prácticas escolares y el capital cultural de la ciudadanía?

Creo que se encuentra en construcción un nuevo paradigma que busca, desde el Estado, la generación de políticas de inclusión tecnológica en diversos campos científicos, productivos y, también, en el campo educativo. Los estudiantes que recibimos hoy en las escuelas son diferentes a los estudiantes que nosotros fuimos. Estamos enseñándoles a chicos que piensan y se relacionan con las tecnologías de maneras muy diferentes a como lo hicimos nosotros hace una, dos, tres décadas. Me parece muy interesante el tema de la incorporación de términos en los diccionarios estudiado por Michel Serres (2013). Este filósofo señala que los diccionarios del siglo XIX y del siglo XX, al actualizarse cada 20 años, incorporan entre cuatro mil y cinco mil palabras. Hoy, en la misma franja temporal, se incorporan unas treinta y cinco mil palabras. Estos términos, estas acepciones, son sustantivos, objetos, cosas, pero también adjetivos, adverbios, expresiones que construyen sentido. Acá hay un cambio acelerado en la apropiación del mundo que, en buena medida, se relaciona con las tecnologías, donde, evidentemente, los jóvenes que interactúan con ellas también son diferentes. Ellos y ellas tienen celular, acceden a cualquier persona por teléfono, los móviles tienen GPS, las computadoras tienen Internet, se puede acceder a cualquier saber, información, datos. Esa relación con el conocimiento, entonces, también es diferente. Y construye representaciones, identidades, un habla y un pensamiento diferentes.

La tarea es poder abordar esas diferencias, que constituyen complejidad, con sentido y de manera creativa dentro de las escuelas. La tarea desde la escuela es abordar esa complejidad porque el pensamiento lleva tiempo y requiere ser enseñado. Hay que enseñar a pensar. Frente a una propuesta mediática muy fragmentada, el desarrollo del pensamiento sigue llevando tiempo. Lleva tiempo pensar, sigue llevando tiempo reflexionar, inventar, producir, rever lo hecho, analizar y proponer caminos alternativos. Los principios de continuidad de la experiencia enunciados por John Dewey en 1938 continúan hoy vigentes.

Las tecnologías aparecen investidas como herramientas portadoras de inteligencia, tornándose, de este modo, invisibles. En este sentido, son reorganizadoras del funcionamiento mental y de las capacidades. Ellas promueven el desenvolvimiento de competencias, producto de la relación entre las estructuras de la mente y las propiedades de las mismas tecnologías. Las herramientas mediadoras remiten al concepto de andamiaje y la zona de desarrollo próximo (Vygotsky, 1978). Es central el aporte de las neurociencias, en tanto postulan que la estructura y la conectividad del cerebro pueden cambiar con la experiencia, apoyándose en la plasticidad cerebral. Las implicancias para el aprendizaje por imitación y por visualización son importantísimas, especialmente desde que se descubrieron las neuronas en espejo y su participación en el aprendizaje específicamente humano (Necuzzi, 2013).

Las experiencias transitadas por las personas a lo largo de su vida diversifican y complejizan los esquemas de que éstas disponen para vivir sus vidas. Allí las tecnologías son centrales en la medida en que permiten integrar sistemas simbólicos que favorecen y estimulan el desarrollo de la inteligencia y trazan puentes cognitivos entre éstas y la construcción de la autonomía, los momentos de ocio y entretenimiento y la disminución del sentido de fracaso académico y personal de los jóvenes.

La convergencia tecnológica de los dispositivos habilita el trabajo con la diversidad y posibilita atender a las inteligencias múltiples desde múltiples puertas de entrada. Se trata de un modelo ecológico y contextual que abre a la noción de entorno, trascendiendo la mirada instrumental de la tecnología. El entorno no está ligado a los artefactos sino a un sistema simbólico y social y constituye una nueva manera de enfrentar la asimilación del conocimiento y nuevas formas de establecer comunicaciones. El entramado biopsicosocial desafía a construir entornos en los cuales los valores de las personas pueden expresarse y desarrollar sus competencias.

Las estrategias didáctico-pedagógicas plantean un diálogo entre las funcionalidades de las personas y las tecnologías, haciendo uso de la convergencia que habilita estímulos multisensoriales. En este marco, recuperar la noción de trayectorias escolares articula las biografías personales de los estudiantes y las oportunidades y barreras que presentan las instituciones educativas. El reto es configurar trayectorias que se constituyan en configuraciones de apoyo en el marco de entornos inclusivos. Los docentes ocupan un lugar central al amplificar la mediación construida por las tecnologías.

Las computadoras tienen que ir, no en el sentido del individualismo y el consumo que muchas veces prima en las propuestas de inclusión tecnológica comerciales, sino en el sentido de una escuela democrática, de ampliación de horizontes, de expresión personal y grupal, de producciones colectivas. Como afirmaba Edith Litwin (2008), una escuela democrática se propone ayudar a los estudiantes a hacer elecciones personales, racionales según una lógica respetuosa de los otros y a ejercer la ciudadanía. A plantearse de otra manera frente a las transformaciones del mundo del trabajo, donde sea posible el desarrollo de las vocaciones científicas, tecnológicas, culturales, en definitiva: personales.

El Programa Conectar Igualdad pone en manos de los jóvenes las tecnologías informáticas y con ellas todo su potencial comunicacional y productivo. Hace las capacitaciones para los profesores y ofrece un escenario de ayuda y de infraestructura para pensar esta nueva relación con el conocimiento y con los distintos campos del saber. Por ejemplo, con la tecnología satelital, hace diez años el estudio de las imágenes satelitales era un conocimiento complejo que se abordaba solo a nivel de posgrado y hoy en día con las netbooks, una aplicación específica de lectura y análisis de imágenes, y las imágenes que provee la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales, es algo que se puede enseñar en la escuela secundaria. Y esto es democratización del conocimiento. Porque esta tarea de enseñanza está pudiendo hacerse con todos los estudiantes y con todos los profesores de las escuelas públicas. Y no se trata de profesores seleccionados de nivel universitario o muy entrenados en un proyecto piloto, sino de experiencias realizadas con los profesores de las escuelas secundarias públicas argentinas que tenemos en cada barrio.

Las tecnologías representan la vía de inclusión de niños y jóvenes en la sociedad del conocimiento, la posibilidad de participar activamente como ciudadanos, de informarse, de consumir pero también de producir información, contenidos y mensajes de forma crítica y responsable. El gran desafío es continuar garantizando el acceso a estos nuevos lenguajes culturales y sociales, promover los nuevos desarrollos al interior de las escuelas y las comunidades educativas, científicas y tecnológicas, y fortalecer el trabajo en pos de la superación tanto de las brechas digitales materiales como de las brechas simbólicas y cognitivas presentes en nuestra sociedad para el desenvolvimiento de un real ejercicio de la ciudadanía. Conectar Igualdad vehiculiza una política activa, un Estado presente que garantiza el acceso a las tecnologías y genera posibilidades y aperturas para la construcción de conocimiento y el desarrollo personal de los jóvenes estudiantes argentinos en el siglo XXI.

Referencias bibliográficas

Dewey, J. (1938), “Experiencia y educación”. Madrid. Biblioteca Nueva 2004.

Litwin, Edith (2008), “El oficio de enseñar”. Condiciones y contextos. Buenos Aires. Paidós.

Necuzzi, C. (2013), “Estado del arte sobre el desarrollo cognitivo involucrado en los procesos de aprendizaje y enseñanza con integración de las TIC”. UNICEF. Buenos Aires. Recuperado a partir de: <www.unicef.org/>

Serres, M. (2013), “Pulgarcita”. Argentina. Fondo de Cultura Económica.

Vygotsky, L. (1978), “Pensamiento y lenguaje”. Madrid. Paidós.