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VI. Estrategias de articulación de modalidades para la inclusión: hacia un sistema de educación superior bimodal

Walter Marcelo Campi y Prudencia Gutiérrez Esteban

Somos testigos de transformaciones sociales y tecnológicas que, junto con la democratización del acceso a la educación superior invitan a volver a pensar las estrategias de enseñanza y aprendizaje, las formas de organización y la configuración política de las universidades.

Las aulas presenciales incorporan algunas de las ya no tan nuevas tecnologías. Correo electrónico, Facebook, blog, sitios de cátedras y cursos, Twitter o Moodle son parte del paisaje cotidiano de muchas aulas universitarias gestionadas por los propios actores y con muy diferentes niveles de apoyo institucional.

Simultáneamente, muchas universidades crean programas de educación a distancia utilizando entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje como parte de las legitimas decisiones de sus gobiernos, ofreciendo carreras de grado en esta modalidad, pero también ciclos de complementación curricular, carreras de posgrado y espacios de formación continua y capacitación. También se da el caso de carreras formalmente presenciales que dictan parte de sus cursos de manera semi-presencial, o incluso totalmente bajo modalidad virtual.

Este escenario cambiante re-contextualiza la educación superior y a sus actores. La tutoría universitaria, en un sistema que articula modalidades, reclama una atención específica en tanto se diseña para un estudiante sujeto de novedosas mediaciones.

En este ensayo nos proponemos un ejercicio de síntesis a partir de los desarrollos previos y deudor de ellos. Está articulado en cinco apartados con los que se pretende organizar su lectura, a saber: a) La universidad, donde se describe una caracterización distintiva de la Universidad Nacional de Quilmes, b) Universidad e inclusión, que desarrolla algunas estrategias de la misma para construirse cómo una universidad masiva, de calidad e inclusiva, c) La universidad virtual, que caracteriza el sistema de educación virtual a través de una descripción general de sus funciones principales, d) Universidad virtual e inclusión: la bimodalidad, que expone algunas de las estrategias de inclusión que pretende la UNQ para crear sinergias entre sus dos modalidades, con el fin último de ampliar la oferta inclusiva mediante la convergencia. Finalmente e) Prospectiva, puede leerse un ejercicio de proyección mediante una mirada panorámica a propuestas de optimización de dicha convergencia.

Cada apartado puede leerse de manera independiente al resto. Sin embargo, si es su primera aproximación a esta propuesta educativa, recomendamos realizar la misma tal cómo se organizó. Sirva como advertencia que las actividades mencionadas no son en modo alguno taxativas sino ilustrativas. Si desea conocer en detalle toda la actividad de la Universidad Nacional de Quilmes, recomendamos la lectura de la colección “Informe anual de actividades” disponible en la página web de la institución (UNQ, s. f.).

La universidad

La Universidad Nacional de Quilmes tiene su sede en la localidad de Bernal, Municipio de Quilmes, ubicado en el Gran Buenos Aires y situado a unos 20 km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su ubicación geográfica corresponde al primer cordón del conurbano bonaerense, sección sureste, identificado en la Provincia de Buenos Aires cómo Región 4 Berazategui, Florencio Varela y Quilmes.

La superficie total del municipio de Quilmes, principal área de influencia, alcanza los 95 km2 con una población cercana a los 600.000 habitantes, se trata de un distrito eminentemente urbano y suburbano, sin zonas rurales (INDEC, 2011).
Además de la Ciudad de Quilmes, el municipio está conformado por la mencionada ciudad de Bernal y las localidades de Don Bosco, Ezpeleta, La Florida y San Francisco Solano.

Según datos estadísticos oficiales (INDEC, 2011), poco más del 10% de sus habitantes son extranjeros y sus 600.000 habitantes lo coloca cómo el 5to municipio más poblado de la Provincia de Buenos Aires. Según estos mismos datos, es también el municipio con menor crecimiento demográfico de la última década y uno de los municipios con mayor cantidad de viviendas precarias organizadas en barrios marginales.

En este contexto, la necesidad de una universidad pública, nacional, laica, libre y gratuita se encuentra claramente identificada, toda vez que hasta su creación la única universidad con presencia real en el municipio era una sede regional de la Universidad Católica de la Plata, tempranamente radicada, también, en la ciudad de Bernal (UCALP, 2016b).

Es importante destacar que ambas universidades no compiten en modo alguno por la matrícula, sino que son en cierto modo complementarias, toda vez que la única carrera común, Contador Público Nacional, se dicta en cada universidad en modalidades diferentes (UCALP, 2016a) (UVQ, 2016). En sentido estricto, la creación de la UNQ amplió la oferta de educación superior de la región, iniciada por la UCALP, permitiendo, definitivamente, caracterizar a Quilmes como un municipio universitario.

El Congreso de la Nación, el 29 de septiembre de 1989 y por medio de la ley 23749 (CNA, 1989), crea la Universidad Nacional de Quilmes.

Según su Estatuto (UNQ, 2004) tiene por misión la producción, enseñanza y difusión del conocimiento del más alto nivel, en un clima de igualdad y pluralidad. Son funciones sustantivas de la universidad la docencia, la investigación, la extensión, la formación de recursos humanos, el desarrollo tecnológico, la innovación productiva y la promoción de la cultura.

Con la intención de cumplir sus objetivos la universidad presenta una oferta académica que abarca carreras de grado, carreras y cursos de especialización y posgrado, maestrías, doctorados y cursos de extensión y formación continua en una política educativa que compromete, en todos los sentidos, a docentes, estudiantes, graduados y personal de administración y servicios.

Atendiendo a la planificación estratégica antes citada, la Universidad Nacional de Quilmes centró su oferta académica en la creación de carreras de grado y posgrado innovadoras, que junto a una estructura departamental, entonces relativamente novedosa en Argentina, permitió una caracterización inicial cómo modelo alternativo e innovador, al menos en relación con otros modelos con más larga tradición en el sistema. De hecho la universidad, ubicada en el primer cordón del conurbano, ofrece educación superior de calidad, en aulas sin superpoblación, a sectores de la población que se convierten así en la primera generación de universitarios. Eso también era innovador en sus inicios (San Martín, 2004). Es decir, la Universidad Nacional de Quilmes no es, en modo alguno, una universidad elitista.

La organización académica mediante una estructura departamental se eligió con el objeto expreso de proporcionar orientación sistemática a las actividades docentes y de investigación, mediante el agrupamiento de disciplinas afines y la comunicación entre docentes y estudiantes de distintas carreras según el articulo 39° del estatuto (UNQ, 2004).

Los departamentos son definidos como unidades académicas responsables del diseño, la planificación y la ejecución de la docencia de grado y posgrado, la investigación, el desarrollo, la transferencia y la extensión. La autoridad máxima de cada departamento es su Consejo Departamental, el cual está presidido por el Director del Departamento y su Vicedirector, elegidos por el Consejo Departamental. La Universidad Nacional de Quilmes está constituida por tres Departamentos: Departamento de Ciencias Sociales, Departamento de Ciencia y Tecnología, y Departamento de Economía y Administración (UNQ, 2004).

Hasta el 2010, estas unidades agrupaban a la oferta académica de las respectivas carreras en la modalidad presencial, mientras que, de modo temporal y extraordinario, las carreras a distancia o virtuales se desarrollaban en el marco académico del Programa Universidad Virtual de Quilmes. En 2010, se produce una reestructuración departamental, por la cual las carreras de la modalidad virtual se integran en los respectivos departamentos (CS UNQ, 2010a).

A partir de 2014 y en el marco de la política de inclusión social se creó la Escuela Secundaria de Educación Técnica de la Universidad Nacional de Quilmes (Camarano, 2014) y en 2015 se realiza un sub agrupamiento de las carreras del Departamento de Ciencias Sociales vinculadas a la producción de bienes culturales bajo la figura de la Escuela Universitaria de Arte (El Bonaerense, 2015).

Efectivamente, la organización departamental constituye un rasgo distintivo celosamente protegido por el estatuto (UNQ, 2004), al menos comparándolo con las estructuras académicas que dominan la tradición de otras universidades nacionales, basadas en Facultades y Cátedras, y es altamente valorada por la comunidad académica de la UNQ por su potencial para la flexibilidad curricular y la integración disciplinar, promoviendo una interacción académica más fuerte mediante la constitución de áreas transversales a las carreras y posibilitando una mayor racionalización en la disponibilidad de estos recursos, contribuyendo, a su vez, a la democratización de las relaciones entre los actores de todos los claustros, ampliamente representados y distribuidos en Consejos Departamentales, Consejo Superior y Asamblea Universitaria, el máximo órgano de gobierno de la universidad (UNQ, 2004).

Por otro lado, la gestión académica en lo que respecta a estudiantes, docentes y cursos está centralizada en dos estructuras académicas comunes para toda la universidad, por lo que los Departamentos tienen una función propositiva, aunque vinculante, antes que resolutiva y ejecutiva. Esas estructuras académicas comunes son la Secretaría Académica, que atiende principalmente la organización de los cursos presenciales y la Secretaría de Educación Virtual, que es la encargada de la definición de las políticas vinculadas con la modalidad virtual, como así también de asegurar los procesos administrativos y académicos vinculados con la modalidad virtual en toda la universidad (CS UNQ, 2010a), incluyendo entre éstos la bimodalidad que hoy nos ocupa.

Universidad e inclusión

Párrafos arriba, mencionamos muy rápidamente que, en 2014, se creó la Escuela Secundaria de Educación Técnica de la Universidad Nacional de Quilmes en el marco de la política de inclusión social. Tal vez sea oportuno aclarar a qué nos referimos con esto. Se trata de una escuela secundaria pública y gratuita, que depende de la universidad, de jornada extendida, con desayuno, almuerzo y merienda en horario escolar, con puertas abiertas a la comunidad ampliada en el fin de semana mediante la creación del Centro de Actividades Juveniles (TELAM, 2014).

Los estudiantes, en su mayoría, provienen de los barrios cercanos al amplio y moderno edificio propio de la Escuela que se encuentra en Barrio La Esperanza, Ezpeleta, uno de los antes dichos barrios marginales de viviendas precarias y en el paradigmático sitio exacto en el que se proyectaba construir una prisión (Diario El Sol, 2014).

La escuela es la construcción de un proyecto colectivo que busca dar una respuesta propia de la Universidad al imperativo de ofrecer condiciones pedagógicas, didácticas y materiales más justas para los jóvenes del distrito. Para ello, planifica e implementa propuestas de innovación pedagógica tales como la participación en los proyectos de extensión de la UNQ (algunos de ellos listados párrafos abajo), participación y puesta en marcha de eventos culturales diversos, salidas educativas con diferentes objetivos pedagógicos y creación de espacios específicos para acompañar las trayectorias escolares de cada estudiante.

Ciertamente, al hablar de universidad e inclusión no nos referimos exclusivamente a la creación reciente de esta escuela, caracterizada por su comunidad y los gremios docentes como un polo de progreso para el barrio (Diario Popular, 2013) (SUTEBA, 2014).

Nos referimos, además, a la totalidad de las carreras de grado y posgrado de la UNQ, pensadas desde una mirada y sentido inclusivo, desde la apuesta a formar una primera generación de estudiantes y graduados en un distrito socio-económicamente deprimido a partir del cierre y achicamiento del otrora importante polo industrial (Reese, 2001) (Vommaro, 2007) (Rougier & Belini, 2013) (Grigera, 2013).

Verbigracia, el Campus de la Universidad Nacional de Quilmes se construyó sobre el trazado de naves industriales abandonadas, ya improductivas, de la antes importante productora de papeles y empleos Cía. Fabril Financiera, miembro del grupo Celulosa Argentina SA (Faivre & Borthagaray, 2007) (Faivre, 2012).

Hay, indudablemente, una apuesta por la promoción social en el territorio desde la idea misma de creer y crear una institución de educación superior de calidad y masiva en el primer cordón del conurbano sur. Esta apuesta, sin embargo, sigue estando más del lado del “deber ser” toda vez que, al igual que el resto del sistema universitario nacional, regional y mundial presenta tasas de deserción rara vez por debajo del 16% para estudiantes que tomaron menos de cinco materias o cursos (Cevallos Tejada, 2014) (Noriega Biggio et al, 2015). Sobre el tema, profundiza Patricia Sepúlveda en otro capítulo del libro.

Al respecto de una supuesta tensión entre calidad y educación superior masiva, haremos nuestras las palabras de Dias Sobrinho (2008):

comienzo de cita

[...] si pensamos la educación como una estrategia de fortalecimiento de todas las potencialidades nacionales, como un bien público a cuyo beneficio todos tienen derecho, como proceso de disminución de desigualdades y elevación de la justicia social, entonces, coincidimos en que la educación para más gente, si es posible para todos, significa incremento y no pérdida de calidad. Si tomamos en cuenta los criterios de equidad y justicia social asociados al concepto de educación como bien público, tenemos que concluir que no es de calidad un sistema educativo que margina partes, y muchas veces la mayoría, de la población nacional. (p. 4).


La universidad se propone, además, como un espacio para desarrollar acciones educativas que contribuyan a elevar los niveles de alfabetización y formación general en sectores populares en un distrito con un analfabetismo estancado cerca del 2% (INDEC, 2011).

La Subsecretaria de Educación, inclusión y territorio y el Programa Universitario de Educación Popular y Formación Laboral, ambos de la UNQ, brindan espacios de inclusión y desarrollo para la formación laboral a partir de prácticas cotidianas y mejorando las producciones desde la autoevaluación mediante la reflexión sostenida y el aporte de nuevas herramientas de conceptualización y trabajo.

Desde estos espacios la Universidad Nacional de Quilmes lleva adelante propuestas inclusivas que crean sinergias con programas y proyectos de cooperación y/o desarrollo regionales, nacionales, provinciales y municipales, colaborando con la consecución del objetivo primario de un desarrollo social realmente inclusivo.

Entre sus acciones destacan el acompañamiento de los procesos educativos del Plan FinES (Caisso, 2013) mediante la generación de espacios para trabajar en conjunto el fortalecimiento de las diferentes sedes, el registro de las distintas experiencias y la articulación del trabajo con otras organizaciones e instituciones.

Mediante la articulación con la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires (Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, 2015), el programa lleva adelante prácticas tendientes a la promoción territorial de Derechos Humanos, desarrollando acciones en pos de la sensibilización, la información, la promoción y defensa de dichos derechos, alcanzando incluso a la población privada de libertad en instituciones carcelarias.

El programa “Artículo 7º” propone constituirse en un espacio de tutorías para aquellos aspirantes mayores de 25 años, que cumplan con los requisitos para rendir los exámenes e ingresar a la Universidad Nacional de Quilmes. El nombre del programa refiere al Artículo 7° de la Ley de Educación Superior 24521/95 (CNA, 1995), que aplica a aspirantes mayores de 25 años que no tengan completos sus estudios de nivel medio, para que puedan ingresar a las Universidades, previo cumplimiento de los requisitos establecidos. Entre los objetivos del programa se cuentan los de acompañar y sostener las políticas de inclusión educativa y la de organizar alternativas pedagógicas para la aprobación del examen.

También se cuenta entre la oferta inclusiva el dictado de Diplomas y Trayectos de Extensión Universitaria. Éstos configuran una propuesta educativa inclusiva orientada a personas mayores de 16 años, que no exige la certificación de estudios previos. Sirven, además, para acreditar el cobro del componente educativo del programa PROG.R.ES.AR (PEN, 2014).

Participa de este programa integral para la inclusión, el Programa de Asuntos Estudiantiles y Bienestar, que implementa políticas focalizadas y vinculadas a planes, proyectos y programas, gestiona apoyo económico, becas, programas de prevención de enfermedades y ayudas de salud, formación permanente y gratuita para estudiantes, recreación y otras actividades que complementen la actividad académica.

Otra apuesta inclusiva la encontramos en la actividad del Programa Universitario de Incubación Social en Economía Social y Solidaria (PUIS, 2016). Se trata de una propuesta transversal, cuyo objeto es el fomento de procesos de fortalecimiento y desarrollo del sector de la economía social y solidaria, a nivel de su sustentabilidad tanto económica, como social. Procura mediar un vínculo entre el territorio y la universidad, fomentando la preocupación y acción para producir conocimiento significativo y, al mismo tiempo, formar profesionales comprometidos con los procesos de transformación que involucran las diversas problemáticas y necesidades locales. El Programa fue pensado como iniciativa para incubar procesos generadores de valor socio-económico, innovación social y tecnológica.

Las Incubadoras Universitarias en Economía Social y Solidaria son: Economía, Mercado y Finanzas, apunta a la construcción y consolidación de tres tipos de mercados: Institucional, de los trabajadores asalariados y territoriales; Ambiente y Ecología, contribuye a generar alternativas sustentables a través de emprendimientos productivos, en todas las etapas del proceso productivo; Comunicación y Diseño, que incentiva procesos asociativos de las organizaciones a partir de la construcción y reconstrucción de conocimiento en las áreas de diseño industrial, imagen, web y comunicación; Turismo Social y Solidario, apoya el desarrollo y fortalecimiento de emprendimientos socioeconómicos asociativos existentes vinculados a la prestación turística y a los servicios que se articulan con dichas prestaciones; Empresas Sociales, focaliza procesos de valoración socioeconómica e innovación en tecnologías sociales; Arte y Cultura Comunitaria, se propone la creación y potenciación de un Corredor de Arte y Cultura Comunitaria, entrelazando la experiencia y la vivencia en el territorio con mirada crítica y analítica de la producción artística; Tecnologías Sociales, busca fortalecer las redes asociativas y los circuitos de valor en desarrollos tecnológicos para las organizaciones, y Procesos Tecno-Productivos para la Agricultura Familiar, se propone constituir un equipo transdisciplinario que participe de los procesos colaborativos y tecno-productivos para la inclusión social con el fin de generar procesos de desarrollo inclusivo a nivel comunitario (PUIS, 2016).

Un último ejemplo que proponemos para este panorama es la campaña contra la Violencia de género, cuyo objetivo es originar el compromiso y la responsabilidad social de la comunidad educativa con acciones y sentidos orientados a sensibilizar, promover, sancionar y erradicar la discriminación y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos.

La universidad virtual

El Programa Universidad Virtual de Quilmes fue creado en 1998 cómo programa del rectorado (UNQ, 1998), con rango de secretaría desde 2010 (CS UNQ, 2010a). Se trata de una estructura compleja que nuclea todos los servicios virtualizados de la Universidad Nacional de Quilmes e incluye: un área de tecnología, desarrollo y soporte; la gestión académica de las carreras de grado virtuales; la gestión académica y coordinación docente del sistema personalizado de tutorías a los estudiantes; la gestión integral de la evaluación de los estudiantes; una completa área de materiales didácticos, un área de transferencia y servicios a terceros (CS UNQ, 2010a). ‘Todos los servicios virtualizados’ debe entenderse del modo más amplio posible. Por ejemplo, las experiencias inclusivas como las antes expuestas y gestionadas por la Secretaría de Extensión Universitaria, cuando cuentan con un componente que incluya el uso de una plataforma de educación virtual, es provista y co-gestionada por la Secretaría de Educación Virtual. Lo mismo sucede con la oferta académica virtualizada en todo o en parte de la Secretaría de Posgrado y con la de cada una de las unidades académicas.

Esta estructura se encuentra coordinada por docentes de la universidad, organizados en un sistema de coordinaciones transversales y que aportan a un sistema de docencia distribuida junto a: Autor - Docente – Tutor - Director - Material Didáctico – Coordinadores - Plataforma de EaD (CS UNQ, 2010b). El modelo, cómo se puede leer en otros capítulos de este libro, tiende a una perspectiva de aprendizaje pensada desde el constructivismo social, que se pretende realmente significativo y del mismo modo que el resto de la universidad, se asienta sobre una concepción construccionista del conocimiento.

El programa UVQ es, posiblemente, la primera experiencia en educación a distancia utilizando tecnologías de la información y comunicación de Sudamérica posibilitada y plasmada en un entorno propicio dentro de la, ya entonces en constante desarrollo, Internet.

Esta forma de estudiar, basada principalmente en la asincronía, la mediación tecnológica y la planificación de los estudios, apuesta por cierta autonomía de los estudiantes que la ejercen manejando sus tiempos y de acuerdo a sus necesidades. La comunidad UVQ fue creciendo hasta llegar a contar con más de 10000 miembros.

A la vez, el entorno de estudios, Campus Virtual, fue incorporando nuevas herramientas, en relación con el desarrollo constante que proponen la industria del software en general y del software libre en particular, logrando, desde inicios de 2008, que los miembros de la comunidad trabajen en un entorno con características propias de la Web Social. Esto es, mayor interacción y pluralidad dentro de una plataforma de Código Abierto diseñada por equipos de profesionales dedicados, miembros del programa UVQ y de toda la Universidad Nacional de Quilmes, partiendo del código fuente del reconocido entorno de aprendizaje virtual Moodle (Campi, 2010).

En 2010, la Universidad Virtual Quilmes dejó de ser Programa especial del rectorado (CS UNQ, 2010) y sus carreras fueron englobadas en los Departamentos de Ciencias Sociales y de Economía y Administración de la UNQ, para brindar así mayor especificidad académica a cada una de ellas, por un lado, y para dar cumplimiento completo a las exigencias estatutarias.

La Secretaría de Educación Virtual tiene los siguientes objetivos (CS UNQ, 2010):

  • Garantizar la gestión académica de la modalidad virtual en el nivel de grado así como en los cursos de extensión en coordinación con las Secretarías respectivas.
  • Coordinar las funciones de gestión académica de las carreras de la modalidad virtual en articulación con los Departamentos.
  • Asegurar el desarrollo de las actividades necesarias para el cumplimiento de las funciones docentes en la modalidad virtual.
  • Asegurar el normal funcionamiento del soporte tecnológico denominado “campus virtual” de la Universidad.
  • Coordinar las funciones académicas relacionadas con la capacitación y familiarización de los entornos virtuales de los aspirantes, alumnos y docentes.
  • Supervisar la coordinación de las funciones administrativas relacionadas con el ingreso y las carreras de la modalidad virtual.
  • Entender en la emisión de títulos y diplomas de las carreras de la modalidad en la Universidad.
  • Coordinar las tareas centralizadas de la evaluación de las asignaturas de las carreras de la modalidad virtual.
  • Coordinar las tareas destinadas a la producción de los materiales didácticos y el acceso de la bibliografía en las carreras de la modalidad. (p. 3).

La organización matricial del modelo educativo hace que no pueda pensárselo como una dimensión autosuficiente y autónoma, ni tampoco en paralelo y simultáneo a los otros componentes. Así, cuando hablamos de modelo educativo, no sólo hablamos de estrategias de enseñanza y aprendizaje, una estructura personalizada de tutorías o un sistema integral de evaluación, sino también de todo un conjunto de actores, funciones, tareas y servicios didácticos, tecnológicos, administrativos e institucionales que se conforman e integran en función de éste (CS UNQ, 2010b). Se trata, en suma, de la materialización de las relaciones entre el docente o tutor, el estudiante y el entorno.

Podrán existir modelos más centrados en el profesorado, algunos más centrados en el entorno y otros más focalizados en el estudiante, pero más allá de estas centralidades es fundamental no perder de vista nunca que sólo habrá aprendizaje si hay interacción real entre el estudiante y los contenidos.

El modelo de educación virtual de la Universidad Nacional de Quilmes es deudor, con muchas adaptaciones y variantes, del modelo planteado por la Universitat Oberta de Catalunya. Este modelo se centra un poco más en el estudiante que en el profesorado y un poco más en éste que en los medios tecnológicos, que deben ser, fundamentalmente, una herramienta al servicio de los otros dos elementos, para conseguir los objetivos y hacer cumplir la misión formativa de la Institución. Parte de una clara opción metodológica que consiste en ofrecer a los estudiantes y poner a su disposición un conjunto de materiales, herramientas, servicios, procesos de apoyo y de soporte, orientados a estimular y promover sus propios procesos de aprendizaje (Gros Salvat, 2011).

Como se mencionaba con anterioridad, se promueve un aprendizaje realmente significativo, que es el que se puede incorporar a las estructuras de conocimiento que tiene el sujeto y que adquiere significado a partir de la relación con conocimientos anteriores y de la interacción con los contenidos en y con una comunidad de la que se es miembro. Este aprendizaje permite que el objeto de estudio adquiera un sentido y significado particular en cada caso, y siempre a partir de una asimilación activa.

Universidad virtual e inclusión: la Bimodalidad

Bimodalidad es un concepto instalado en la Universidad Nacional de Quilmes, pero con una entidad sumamente abstracta, polifónica, multívoca y sin carácter institucional, ya que fue construido como respuesta a diferentes necesidades.

Sin embargo es soportado sobre hechos concretos tales como que la universidad atiende a casi 10000 estudiantes presenciales y a otros 10000 virtuales, en dos sistemas separados pero lo suficientemente permeables como para afirmar que se trata de una universidad bimodal que aun no se asume -formalmente- como tal (Villar, 2015).

A menudo, en las ciencias sociales, primero aparece el concepto y éste, lentamente, va encarnando en teorías que sustentarán futuras prácticas. Otras veces sucede al revés: de pronto, mientras reflexionamos sobre nuestras prácticas, nos encontramos con algunas que no tienen un nombre específico. Y reclaman, con cierta urgencia, una conceptualización.

Esta falta de cristalización de las prácticas en el concepto nos permite pensar estratégicamente la problemática de la Bimodalidad desde un par de pisos sólidos: la experiencia de las carreras presenciales y la experiencia de las carreras virtuales.

Una primera incógnita que se presenta para un modelo de universidad inclusiva es acerca de cómo colaborar, a través de la Bimodalidad, con estudiantes de recorridos atípicos.

Recordemos la ubicación geográfica de la Universidad Nacional de Quilmes en el primer cordón del conurbano sur de Buenos Aires y las características de la población a la que apunta (INDEC, 2011).

Razonablemente, estudiantes que trabajan mientras estudian pueden tener recorridos académicos atípicos pero, además, cambios en sus condiciones de vida, tales como el matrimonio, la maternidad o paternidad, la emergencia económica y una insospechable extensa lista de circunstancias pueden terminar en trayectos estudiantiles muy dilatados y/o abandono de estudios. Todo esto sucede mientras la universidad oferta cursos virtuales idénticos -o a veces equivalente-, a los cursos que le falta a algún estudiante para recibirse.

Es importante recordar que la mayoría de las carreras virtuales fueron pensadas originalmente como respuesta a esta necesidad. Podríamos inferir sin esfuerzo que se trata de carreras bimodales de hecho, en tanto ciclos de complementación curricular, diseñados para culminar en la modalidad virtual estudios presenciales incompletos, recuperar créditos, profesionalizar a trabajadores de la educación y de la salud, por ejemplo. Ciertamente, esta interpretación no está libre de controversias: en 1998 aun no existía la RM 1717/04 que regula el reconocimiento oficial y la validez nacional de títulos de pregrado, grado y posgrado correspondientes a estudios cursados a distancia (MECyT, 2004), por lo que hubo que ingeniarse, en su momento, para resolver cuestiones tales como la acreditación, garantizar la calidad y asegurar una formación de excelencia, entre otras cosas. Dicho de otra manera, desde sus inicios el Programa UVQ pretende ser una oferta educativa inclusiva de calidad, brindando la oportunidad de completar estudios superiores a un sector de la población que debió abandonarlos por circunstancias propias de su condición.

Otros indicios de una oferta bimodal de hecho, aunque en una acepción diferente, lo hallamos en varias carreras presenciales de grado que en determinadas circunstancias, permiten a los estudiantes tomar cursos equivalentes ofertados en carreras virtuales. Esta práctica, sin ser masiva, está lejos de ser excepcional y estos cursos de carreras de pregrado virtuales a los que pueden inscribirse estudiantes de carreras de pregrado presenciales se ofertan con total transparencia para su inscripción.

Una señal más de Bimodalidad se observa en que existe cierta tendencia que invita a los docentes a aprovechar las capacidades del Campus Virtual descriptas con anterioridad, como herramienta auxiliar y complementaria de cursos presenciales a los que la comunidad denomina “Cursos presenciales con Campus Virtual” (Manolakis & Ceballos, 2015).

También se utiliza Campus Virtual en el dictado de los Diplomas de extensión que mencionamos previamente y en otros, mismos que tienen en su totalidad objetivos claramente inclusivos y que pueden o no articular con carreras de grado.

Los cursos y carreras de la Secretaría de Posgrado (UNQ, 2016), gracias a un marco regulatorio más flexible, se ofertan con frecuencia combinando la modalidad presencial con instancias virtuales en distintas proporciones y son, en esos casos, denominados por la Universidad Nacional de Quilmes como “Semi-presenciales”. Otro tanto ocurre con los cursos de formación y capacitación docente de la Secretaría de Educación Virtual, que suele desarrollar estas instancias formativas para los docentes de todos los departamentos que van a dictar clases en la modalidad virtual.

Algunos cursos presenciales del Departamento de Ciencia y Tecnología, particularmente aquellos que se dictan en avanzadas horas de la noche, cuentan con un sistema de tutorías virtuales que habilitan a considerarlos, en cierto modo, bimodales (Pari, 2015). El caso inverso, el de estudiantes de la modalidad virtual que tienen instancias de tutorías presenciales, es menos frecuente pero no está del todo ausente. Sirvan de ejemplo el caso de tutorías en los municipios de Gral. Belgrano (Multimedio Digital, 2013) y de Colón (02473.net, 2015), ambos en Provincia de Buenos Aires. Tal vez el ejemplo paradigmático sea el de la carrera de Terapia Ocupacional, que se organiza de modo tal que es completamente transparente y frecuente la manera en que los estudiantes alternan de una modalidad a otra.

Como puede observarse, se trata de un amplio e inorgánico abanico de combinaciones posibles, soportado sobre las mejores intenciones de los actores y mucho trabajo artesanal. Nos propusimos reflexionar sobre nuestras prácticas y, al hacerlo y buscar documentación, observamos que muchas otras universidades de la región están ante disyuntivas semejantes. La Universidad Nacional de la Patagonia Austral articula ingeniosamente su oferta presencial y a distancia, y lo llama Bimodalidad (UNPA, 2009), que es el mismo nombre que usa la Universidad de Chubut (UDC, s. f.).

La Universidad Nacional de Educación a Distancia de Colombia, utiliza también este concepto para describir sus prácticas de tutorías presenciales en cursos virtuales. Al respecto, afirma Rama (2010):

comienzo de cita

En términos generales, la UNAD tiende a un modelo bimodal a distancia, ya que ofrece dos mediaciones pedagógicas: la educación a distancia a través del Campus Virtual, o mediante el sistema tradicional semipresencial. La diferencia radica en el menor o mayor uso de tecnologías, y la decisión depende del estudiante y de sus accesos tecnológicos, en los casos en los cuales los cursos se ofrecen simultáneamente por el sistema tradicional, y el virtual. Bajo esta mediación el acceso a los contenidos didácticos, los procesos de aprendizaje y el acompañamiento tutorial se realizan a través del Campus Virtual. Para el desarrollo de cursos a través de la medicación tradicional, la UNAD cuenta con cerca de 40 Centros de Educación a Distancia – CEAD de su propia red, y 16 CERES (Centros Regionales de Educación Superior), en los cuales encuentras procesos de acompañamiento tutorial de manera presencial programados periódicamente. (p. 59).


Algunos teóricos, como García Aretio (2012), Mena (2004 y 2005), Watson (2005) y Salinas (2004), diferencian las universidades “unimodales” que solo tienen una modalidad de enseñanza, ya sea presencial o a distancia, de las “bimodales”, aquéllas que tienen carreras completas y/o cursos en diferentes grados de articulación de modalidades, tanto presenciales como virtuales.

Según esta clasificación, es difícil no ser una universidad bimodal en mayor o en menor medida (Rama, 2010). En suma, hablar hoy de Bimodalidad para la inclusión, no es otra cosa que visualizar la universidad para la inclusión.

Prospectiva

Para encarar exitosamente este proceso de convergencia de modalidades es recomendable atender algunas cuestiones relativas a la organización de las funciones de la universidad, recordando que este ejercicio proyectivo no es ni vinculante ni taxativo.

En ese sentido, para tener en cuenta las funciones docentes es aconsejable aumentar la disponibilidad de aulas, tanto físicas como virtuales, para la formación y capacitación docente, dando especial atención a la planta unificada de los departamentos, tanto de profesores que trabajan en propuestas que utilizan servicios de la Secretaría de Educación Virtual en modo directo, como del resto de los docentes. Más temprano que tarde, serán docentes de un sistema bimodal de hecho y requerirán de las competencias necesarias para el mismo.

Esta atención requeriría el diseño de “manuales” para la docencia virtual que puedan servir de respuesta rápida a las solicitudes de apoyo. Los mismos deberían ser elaborados en común entre las áreas que los podrían utilizar y los expertos en docencia virtual, probablemente uno de los capitales humanos más numeroso y valioso de la Universidad Nacional de Quilmes, modelizando también la práctica a extensión, diplomas, Departamentos, Posgrado y transferencia.

Este insumo debe pensarse cómo un manual básico, que dé respuesta rápida: razonablemente habrá cuestiones que dependen mucho del modelo específico, pero varias otras pueden ser modeladas ex-ante: estrategias de tutoría, estilos de comunicación y frecuencia de intervención, entre otras cuestiones. Sobre la función docente específica de los tutores y su prospectiva, Eliana Bustamante profundiza en otro capítulo, por lo que se le ahorrará al lector la redundancia.

Dada la creciente interiorización del campo de la educación en entornos virtuales es conveniente la organización de una colección editorial sobre el tópico (de la que este libro es uno de sus resultados) y una biblioteca especializada en la Educación Bimodal, posiblemente ampliable a Tecnología educativa.

En aras de mejorar la labor formativa que viene haciendo la UNQ para la inclusión, debería pensarse, con relativa urgencia, la especificación y el desarrollo de nuevos roles en su Campus Virtual, en principio para incluir a investigadores propios y/o externos como así también practicantes del propio profesorado. Estos roles permitirían administrar estas presencias, hasta ahora extraordinarias pero cada vez más frecuentes, con reglas y compromisos recíprocos claros.

Teniendo en cuenta la política de conocimiento abierto adoptada por la Universidad Nacional de Quilmes, mediante la creación del Repositorio Institucional Digital de Acceso Abierto (UNQ, 2015) sería oportuno repensar la integración bimodal mediante la jerarquización y reorganización del vínculo de la Secretaría de Educación Virtual con la virtualización completa de la Editorial y Biblioteca, confluyendo con la puesta en marcha de estrategias de conocimiento abierto y, en particular, brindando apoyo al uso de herramientas de edición abierta de publicaciones científicas como OpenJournal y de libros electrónicos, usando el estándar abierto Epub, más la implementación de un sistema de identificación único en web del tipo DOI o Handle, además de ISBN y similares (Martín, 2013).

En la misma dirección sería recomendable discutir en extenso el diseño de una estrategia para el desarrollo y gestión de cursos abiertos, coherentes con la política educativa de la UNQ y vanguardista en la implementación de MOOC y equivalentes funcionales tales cómo xMOOC y COOL (Chan et al, 2015).

En cuanto al componente de I+D+i, la Universidad Nacional de Quilmes está en inigualables condiciones de conservar y fortalecer su liderazgo en el campo de la Educación Virtual y de la Tecnología educativa, ampliando el interés a plataformas, materiales didácticos, multimedia, tv y otros no menos importantes.

Al mismo tiempo, sería conveniente fortalecer con una mirada estratégica la investigación multidisciplinar y transversal en Educación Virtual y Tecnología educativa; desarrollar una plataforma virtual para dar soporte a colaboratorios, también en línea con la política de conocimiento abierto; apoyar de modo expreso, mediante convocatorias públicas, a propuestas de I+D+i que aborden problemáticas de interés para el campo de la Educación Virtual, bimodal y de la Tecnología educativa; explorar y diseñar propuestas de investigación que permitan crear sinergias interinstitucionales en el campo de la Educación Virtual, bimodal y de la Tecnología educativa

  1. junto a las universidades del conurbano, Ciudad de Buenos Aires y La Plata,
  2. con universidades miembro de RUEDA,
  3. con universidades miembro de AIESAD,
  4. con universidades miembro de IBERVirtual,
  5. con universidades miembro de AULA CAVILA y de cualquier otra red temática en la que la Universidad Nacional de Quilmes participe de modo activo, para colaborar en la divulgación del campo de la Educación Virtual, bimodal y de la Tecnología educativa.

Sobre los materiales didácticos, es oportuno apostar por un diseño de hipermedia multiplataforma (Gergich et al, 2011), a partir de .xml o algún formato con funcionalidades equivalentes que permita, desde una misma fuente, obtener versiones finales multiformato y en consonancia con decisiones similares de otras áreas, la inclusión de videos en sus diferentes formatos a partir de un abanico de opciones preseteadas, desde videos “planos” a interactivos, incluyendo polimedia, videoclase y similares. Así, se revela necesario incrementar una oportuna sinergia con la TV digital y el estudio de TV de la Universidad Nacional de Quilmes con los Departamentos y las Secretarías que tengan alguna función vinculada a la docencia.

Todo esto plantea un reto particular para la Universidad Nacional de Quilmes, que consiste en coordinar y articular las ventajas de la virtualidad y de la presencialidad que se presentaban sólidas por separado, en una universidad bimodal que aspira a profundizar este modelo institucional.

En este contexto, la Bimodalidad es asumida como una estrategia por parte de la universidad para cumplir con demandas sociales emergentes, ampliando las posibilidades de estudio, recuperando estudiantes que abandonaron sus estudios y ofreciendo formación que corresponde a una educación superior de calidad al estudiante que no siempre puede llegar a la sede de la universidad. Valorando, además, esta función social, que incluye a quienes viven a distancia de las universidades, presentando una oferta académica diferenciada y reconociendo trayectos previos de formación.

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* Este trabajo forma parte de la tesis doctoral “Organización, gestión y formación en una universidad bimodal. Un estudio de caso de e-gobierno”, cuyo autor es Walter Campi y dirigida por Prudencia Gutiérrez Esteban.