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Prólogo

Alejandro Villar*

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) generan nuevos desafíos para la educación superior tanto en sus aspectos institucionales, organizacionales, comunicacionales como en la pedagogía y didáctica de los procesos de enseñanza.

En este último aspecto, asistimos a diferentes experiencias en las que los docentes van incorporando los nuevos recursos en las aulas presenciales de una manera muy creativa y heterogénea. También se han aprovechado para flexibilizar las exigencias de asistencia en la medida que se avanza en cursos con apoyo en aulas de campus virtuales y/o se organizan de tipo semi-presencial o, incluso, de manera totalmente virtual. A esto se suma la irrupción de programas de educación no presencial bajo entornos virtuales que crecen continuamente.

Este proceso genera, por un lado, nuevas oportunidades para los estudiantes ya que facilitan la comunicación en el marco del proceso de enseñanza a la vez que le permite familiarizarse con la utilización de estas nuevas tecnologías que son un elemento central en la formación de los profesionales del siglo XXI. A su vez, ofrece la oportunidad para que puedan continuar sus estudios gracias a la incorporación de la modalidad virtual no presencial, facilitando procesos de “terminalidad educativa” a aquellos que por razones de distancia y/o disponibilidad de tiempo para el traslado a cursar ven complicada o directamente imposibilitada la asistencia a las aulas presenciales para continuar y finalizar sus carreras.

Por otro lado, adquieren relevancia las modificaciones que se requieren en las características del trabajo de los docentes. En efecto, en la medida que su rol en el aula se transforma, también se demanda el conocimiento e incorporación de nuevos enfoques pedagógicos y estrategias didácticas. Se trata de un cambio cultural sustancial en la tarea docente, para lo que es central que las universidades desarrollen programas de formación y capacitación.

En este marco, adquiere relevancia el modelo pedagógico que rige, organice y regule la modalidad virtual. En efecto, es necesario diseñar una propuesta que explicite las tareas y responsabilidades de los distintos actores involucrados en el proceso educativo; los perfiles de los docentes, autores de materiales didácticos y tutores involucrados; los procedimiento y tiempos administrativos, los objetivos, características y papel, tanto de los materiales didácticos como de los sistemas de evaluación; los elementos centrales de los procesos de comunicación que garanticen la adecuada participación de todos los actores del proceso educativo en el entorno de los campus virtuales y los requisitos tecnológicos.

Este modelo tiende a estar centralizado-homogeneizado no solo porque así lo requiere la regulación vigente en Argentina, sino porque es deseable que se garanticen ciertos estándares en los procesos de enseñanza y, particularmente, de evaluación, que permitan garantizar los mayores niveles de calidad educativa. Así, las tareas de formación y capacitación a los docentes, la propuesta de estrategias pedagógicas y didácticas, el diseño de materiales didácticos y de instrumentos de evaluación, tanto como los procesos de comunicación dentro del campus, demandan de la participación de profesionales especializados en estas nuevas tareas.

La incorporación de las nuevas tecnologías generan, entonces, desafíos técnicos, organizacionales, institucionales y educativos; pero, sobre todo, demanda un cambio cultural en los actores de estos procesos. Cambio que, como es sabido, requiere trabajo, persistencia, persuasión y tiempo. Este es, sin duda, el principal desafío de la bimodalidad.

Hasta aquí he planteado los aspectos que están generalmente aceptados y abordados por la bibliografía especializada. En este contexto, el presente libro es una contribución muy relevante para comprender algunos de los principales desafíos que implica avanzar en la Bimodalidad en ambientes que ofrecen cierta resistencia y desconfianza a los nuevos retos que nos presenta la incorporación de las nuevas tecnologías en los procesos de enseñanza. En efecto, reúne las experiencias de un grupo de docentes del Departamento de Ciencia y Tecnología de nuestra universidad que aceptaron el reto de comenzar a transitar un nuevo camino con el estímulo y el aliento de Directora de esta unidad académica, que se involucró en los procesos de toma de decisiones.

Estos docentes se atrevieron a desafiar un axioma muy arraigado en la comunidad académica: “si esto siempre se hizo así ¿para qué modificarlo? Además, se tomaron el trabajo de experimentar, reflexionar y documentar su experiencia.

Este libro, entonces, nos introduce en procesos sumamente ricos y heterogéneos, llenos de pliegues y lejos de los dogmas, acompañados de observaciones y reflexiones que enriquecen y abren nuevos caminos para explorar.


* Rector de la Universidad Nacional de Quilmes.