Para la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) es un honor ser sede de este encuentro, destinado a pensar la articulación de dos modalidades de enseñanza: la tradicional y la enseñanza en entornos virtuales, utilizando herramientas novedosas que nos permiten acercarnos a nuevos alumnos, estrategias de enseñanza y alternativas pedagógicas.
La UNQ es la primera universidad que, en Argentina, empezó con la modalidad a distancia, en marzo de 1999. Desde entonces, es reconocida como una universidad innovadora en muchos aspectos: educación, relación con el entorno, investigación y la forma en que esa investigación se integra con las necesidad de un territorio: la extensión. En ese sentido, las tareas que realizamos tienen que ver más con el encuentro de saberes, con actores territoriales y con la sociedad en su conjunto.
Es lógico, entonces, que esta universidad busque, implemente e investigue formas novedosas de enseñanza, como son las que utilizan las plataformas virtuales. De todos modos, no somos una isla en la Argentina: formamos parte de un nuevo modelo de enseñanza y, estos formatos novedosos, de una historia argentina que tiene que ver con un proceso de mayor inclusión educativa.
Tal como se dice en la Declaración de la conferencia de la UNESCO en Educación Superior, realizada en Cartagena de Indias en 2008, la Educación Superior no es un servicio sino un derecho humano inalienable, que tiene que ser sostenido por los Estados. En ese contexto, debe tener tres características: la inclusión, la calidad y la pertinencia.
Durante el último siglo, el país ha generado un aumento constante de procesos de inclusión educativa, modificando estructuras en universidades e institutos de Educación Superior.
En 1949, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, se estableció la gratuidad de los estudios superiores. Desde entonces, Argentina tiene determinada –primero por decreto y luego por las leyes de Educación Superior– la gratuidad de sus estudios universitarios. Es un hecho que siempre resaltamos como uno de los hitos esenciales de la educación, porque creemos que es una condición absolutamente necesaria para garantizar la igualdad de oportunidades y la inclusión.
También se ha generado un tercer gran hito de democratización: la creación de nuevos centros universitarios en muchas provincias y ciudades del conurbano bonaerense, permitiendo, así, que estudiantes que antes no podían acceder por cuestiones de lejanía, puedan hacerlo. Esas universidades, que ahora tienen 4 y 5 años de creación, están constituidas en un 90%, de primera generación de universitarios en su familia, es decir, es la primera vez que esas familias tienen la posibilidad de acceder a una universidad. No todos se han graduado, pero sí lo ha hecho un porcentaje importante. En esta casa de estudios contamos con nuestras propias estadísticas del rendimiento de esos alumnos, que son muy similares al rendimiento de alumnos que tienen familiares universitarios. La gran diferencia se da en que el tiempo de duración de las carreras es mucho más largo. Esto nos habla de una problemática cultural y de una adaptación al medio más que de una capacidad para acceder a los estudios y aprobarlos. Es en eso en lo que estamos trabajando, tanto en la universidad presencial como en la universidad virtual.
Hace 10 años, aproximadamente, empezamos con un esfuerzo importante para institucionalizar nuestra plataforma virtual. Hoy, todas las carreras virtuales son administradas por los departamentos de las carreras presenciales; de tal manera que la discusión de los planes de estudio y de la organización de cada una de esas carreras, pasa por el mismo control académico. Esta institucionalización nos hizo crecer en la integración de las dos modalidades, generando una diversidad de opciones, tanto para los alumnos que empezaron en la universidad virtual, como para los que empezaron en la universidad presencial. En esa dirección, vemos cada vez más integración y cruce, aún en aquellas carreras que se dictan exclusivamente en modalidad presencial y que utilizan elementos que surgen de la virtualidad. Contamos con un conjunto de herramientas para la enseñanza mucho más grande, que tuvimos que instalar en contra del sentido común que, en su momento, nos decía que los estudios por universidad virtual iban a ser de menor calidad. Nosotros y nuestros graduados pudimos demostrar que eso no es así. El éxito de nuestros graduados de la modalidad virtual fue el puntapié inicial que permitió que esta nueva oferta se instalará con mucha fuerza en el resto del país.
Hoy, no existe universidad cuya enseñanza sea exclusivamente presencial. Ninguna de nuestras materias se dicta sin contener en su organización y en su forma de relacionamiento con los estudiantes, elementos tomados de la educación no presencial. En ese sentido, asistimos a una integración que debemos potenciar, garantizando que el diálogo entre las dos modalidades sea lo más abierto posible y con la menor cantidad de prejuicio. Sólo de esa manera, la educación en la universidad podrá ser mejor, de más calidad y mayormente integrada a la necesidad del territorio.
La virtualidad tiene la potencia de permitirnos llegar con las carreras que la universidad dicta a territorios donde no podríamos acceder de otra manera. Hemos tenido alumnos en Río Turbio, en el sur de Santa Cruz, en la Antártida Argentina, en la Quiaca y en el exterior del país. En esa dirección, la Bimodalidad nos garantiza el poder implicarnos mucho más en este proceso de construcción de una inclusión educativa con la calidad y pertinencia en la que ya estamos involucrados.
* Rector de la Universidad Nacional de Quilmes.