Alejandro I. Rodriguez Nosti
A lo largo de la historia, el ser humano ha sentido la necesidad de contar relatos, así como de representar la realidad. La divulgación de los hechos culturales dentro de las sociedades a través de las narrativas se remonta a tiempos inmemoriales. El ser humano ha vivido en nichos culturales donde se han desarrollado tipos de relatos diferentes como lenguajes locales y como trasmisores culturales. Los avances científico-tecnológicos han ido modificando las diferentes formas de narrativas y sus representaciones. Las sociedades participaron de una autoconstrucción desde esas narrativas.
En los últimos años del siglo XX, la digitalización de la producción audiovisual ha generado nuevos lenguajes y nuevas formas de crear y representar que exceden la mera conversión del mundo analógico al mundo digital. Inmersos en el siglo XXI, las narrativas siguen propagándose, pero en sociedades diferentes a las de tradición oral o las “posgutenberianas”, que encontrábamos en los siglos precedentes. No sólo eso, sino que, con la llegada de las tecnologías digitales, los relatos de estructura lineal, con tres etapas bien diferenciadas como son el comienzo, nudo y desenlace, mutan y se manifiestan dentro del ciberespacio con diferentes formas de producir y mostrar.
En este contexto, los diversos localismos que diferenciaban con anterioridad a los nichos culturales se desarrollan ahora como plurales cosmovisiones dentro del espacio denominado Cibercultura. La convivencia de estas cosmovisiones implica diferentes narrativas digitales ocupantes de estos nichos.
En este capítulo nos proponemos, en primer lugar, realizar una retrospectiva sobre el texto y la construcción de los relatos secuenciales, para adentrarnos a posteriori en la narrativa analógica como antecedente de la narrativa digital. En segundo lugar, una vez definidas las bases de la narrativa digital, relatar y analizar la experiencia realizada con estudiantes de posgrado en un entorno virtual. Por último, delimitar o esbozar una prospección hacia una narrativa multicreacional, en contextos educomunicativos digitales.
Tecnologías de la palabra: de la oralidad a la escritura
En las sociedades con tradición oral, ágrafas muchas de ellas, el papel del orador enunciador del discurso se presentaba como fundamental. Cuando hablamos de escritura, este papel se diluye, debido a la disociación entre enunciado y enunciador, entre palabra escrita y oralidad. Siguiendo a Ong (1993), la aparición de la escritura no implicó un cambio de sistema oral a uno escrito, sino de una invención tecnológica. Desde esta perspectiva, la escritura ha producido una ruptura que trajo como consecuencia la modelación de formas de conciencia. Ong alude al término “tecnología de la palabra” para definir a la escritura como la invención tecnológica de más trascendencia en la vida humana. Es decir, “no constituye un mero apéndice del habla. Puesto que traslada el habla del mundo oral y auditivo a un nuevo mundo sensorio, el de la vista, transforma el habla y también el pensamiento.” (Ong, 1993, p.11). La utilización extendida de la escritura se imbrica con las transformaciones sociocognitivas que se desarrollaron a través del tiempo. Ong (1993) sustenta que
las tecnologías no son sólo recursos externos, sino también transformaciones interiores de la conciencia, y mucho más cuando afectan la palabra. Tales transformaciones pueden resultar estimulantes. La escritura da vigor a la conciencia (…) [y la] adaptación de una herramienta a uno mismo, o aprendizaje de una habilidad tecnológica, difícilmente puede ser deshumanizadora. El uso de una tecnología puede enriquecer la psique humana, desarrollar el espíritu humano, intensificar su vida interior. La escritura es una tecnología interiorizada aún más profundamente que la ejecución de música instrumental. No obstante, para comprender qué es la escritura —lo cual significa comprenderla en relación con su pasado, con la oralidad—, debe aceptarse sin reservas de hecho de que se trata de una tecnología (p.10).
Por su parte, Eric Havelock (1996) se basa en el análisis de la transformación de lo oral en lo escrito en la antigua Grecia. Concibiendo a esa cultura, gran generadora de desarrollo teórico y filosófico, como la cuna del invento que posibilitará una transformación profunda en los modos de conciencia: el alfabeto. Un sistema de escritura en el que cada letra se corresponde con un sonido posibilitó de manera prístina la transcripción de los relatos orales. Paulatinamente, desaparecía la necesidad de memorizar y, al tiempo que “la función mnemónica disminuía, las energías psíquicas hasta ese entonces canalizadas hacia ese fin quedaban liberadas para otros usos” (Havelock, 1996, p.138).
En este marco, y retomando a Ong (1993), sostenemos que existen diferentes formas de tecnologías de la palabra, tales como “la escritura, la imprenta y la computadora” (Ong, 1993, p.9), y dependiendo de las tecnologías que los atraviesen, serán las posibilidades de construcción de los relatos.
El texto y la construcción de relatos: imaginario, estereotipos y mitos
Cuando Cicerón hablaba de texto (textus), se refería a él como a un tejido, un entramado de diferentes partes imbricadas y relacionadas con un fin común, una postura que le daba un sentido armónico. Desde otra perspectiva, vemos que la RAE (2014) determina para el vocablo texto dos acepciones principales. En la primera, texto es concebido como un enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos. La segunda se refiere a un pasaje citado en una obra escrita u oral. Al respecto, Aparici, García Matilla, Fernández y Osuna (2009) expresan lo siguiente: “un texto es una composición de signos con una intención comunicativa que adquiere sentido en un contexto determinado. Esos signos pueden ser de diferente naturaleza: visuales, sonoros, etc.” (p.178). Para completar la idea estos autores añaden que cualquier medio de comunicación puede abordarse para su estudio como un texto.
Ahora bien, tanto para analizar y comprender, como para construir las ideas y los sentimientos que se entrecruzan en un relato es necesario partir de una base de ideas preconcebidas que se utilizan, encontrándose entre los más significativos al imaginario, los estereotipos y los mitos.
Imaginario
Teniendo en cuenta las diferentes cosmovisiones humanas, la realidad se representa desde diversas voces, a partir de diversos aprendizajes mediados por las normas culturales, situación que se reproduce de manera ininterrumpida desde el paleolítico. En este contexto surge el concepto de imaginario utilizado generalmente en las ciencias sociales y en las ciencias humanas, como un conjunto de elementos simbólicos y conceptuales de una cultura. El imaginario permite homogenizar a una sociedad en pensamientos abstractos, y organizarla bajo determinadas premisas y significaciones aceptadas por los propios miembros de dicha sociedad. Dicha situación afecta nuestros quehaceres diarios ya que involucra todos los órdenes de nuestras vidas, como ser nuestra conciencia, nuestras emociones, nuestros deseos…
La construcción de un relato se nutre de estas normas preformativas donde los hechos y personajes se reparten e interactúan bajo algunas prescripciones preexistentes. Según Bruner (2013), en un relato los personajes se reparten y toman vida propia, interactúan, transcurriendo su accionar entre los intentos de superar o llegar a la conciliación de modelar la experiencia o caer en la infracción prevista. Es por ello, que aparece la figura estereotipada, que simplifica entendimientos que debe saber el observador, el lector o el oyente al adentrarse en un relato.
Estereotipos
Los estereotipos surgen como simplificación en una sola palabra, en una sola figura, de factores, cualidades y atributos representativos de un colectivo o abstracción cosificada. Constituyen imágenes estandarizadas a partir de una realidad construida, basada en opiniones subjetivas; latente es la posibilidad de que en sus orígenes surgieran de situaciones particulares, es decir, de situaciones objetivas. Lo claro es que en numerosos casos los estereotipos son representaciones negativas de los otros. Quin y Mc Mahon (1997) opinan que indirectamente somos nosotros, la sociedad, quienes creamos los estereotipos, y de forma más directa, son los medios de comunicación los principales implicados.
La radio, la televisión, el cine, el teatro y ahora Internet se han encargado de divulgar estereotipos dentro de la sociedad. Representa un fenómeno recurrente de la literatura en general a través del tiempo, desde las tablillas de arcilla con escritura cuneiforme o los papiros egipcios, los manuscritos y códices, o las manufacturas a partir de la imprenta guttenberiana hasta llegar a los nuevos medios comunicativos.
En este marco, resulta útil presentar un ejemplo en la figura de Molière como un gran divulgador de estereotipos a través de sus relatos teatrales: sabios, médicos, ricos burgueses pasaron de su puño y letra al imaginario colectivo de la época, y a formar cánones estereotipados dentro de la sociedad.
Mito
Al momento de definir el concepto de mito, pensamos en una historia o narración sagrada que explica de qué forma el mundo y sus pueblos atravesaron el tiempo para llegar a ser tal y los conocemos hoy (Alcina, 1984).
Según Honko (1984) los mitos se pueden dividir a partir de cuatro grandes criterios: forma, contenido, función y contexto. En cuanto a su forma los mitos son narraciones que relatan los orígenes sagrados de las cosas. En referencia a su contenido, la mitología informa sobre los actos fundacionales y prodigiosos que ocurrieron durante el comienzo de los tiempos, y ocupan un lugar de privilegio en diversas culturas. Por su función, los mitos constituyen modelos o paradigmas tanto para el conocimiento como para la acción. Y, por último, a menudo el contexto ritual y tradicional de enseñanza y transmisión de los mitos, sanciona y sacraliza el contenido ideológico de los mismos.
En resumen, los significados narrativos llegan a imponerse por sobre los referentes de historias presumiblemente verdaderas (Bruner, 2013), llegando al lector (o consumidor) una idea bastante clara de lo que se va a encontrar en un relato y dotándolo de ciertas habilidades con las que puede comenzar este.
Veámoslo en un caso cinematográfico: a partir de 2008 aparece la saga Crepúsculo. Nadie que realice películas de este género tiene que explicar que los vampiros son inmortales y se alimentan de sangre humana o que a los licántropos les afecta la luna llena y se exterminan disparándoles balas de plata. Son mitos arraigados en la sociedad que la literatura se encargó de darle ubicuidad a lo largo de las culturas de este planeta.
La narrativa
Como primera aproximación, definimos a la narrativa como un conjunto de sucesos donde los personajes se encajan en un secuencia temporal o línea de tiempo que implica la causalidad y los procesos de significación (Carter, 1993).
Esta definición de narrativa conserva vestigios de sus raíces latinas y más allá de la disciplina o tradición académica de que se trate, la narrativa se refiere a la estructura, conocimiento y habilidades necesarias para construir una historia.
Las narrativas se caracterizan por:
- Contener una historia con argumentos y valores con posición moral.
- Definir un relato comprensible construido con una trama con estructura y significado.
- Poseer acontecimientos que se presentan organizados y ordenados. El relato presenta un comienzo y finaliza de alguna manera.
- Contar con personajes que tienen identidad propia.
La narración se entiende como una condición ontológica de la vida social, un método o forma de conocimiento. Los relatos y narraciones que hacen las personas de sus vivencias son recursos culturales que dan sentido a sus vidas y experiencias que han tenido.
De esta forma, una historia incluye los acontecimientos, los personajes y los escenarios que constituyen el contenido de una narrativa. El discurso es el relato, expresión, presentación o narración de la historia. El discurso puede ser oral, escrito o representado dramáticamente; Pero también puede ser película cinematográfica, una representación o la danza.
Siendo así, las narrativas van más allá de las características estructurales de un texto, pues a través de ellas cobra relevancia en contexto y las posibilidades de interpretación de una historia que es narrada, comunicada. Reconocemos entonces en la narrativa un medio para estructurar y dar sentido a las experiencias (Hermans y Hermans-Jansen, 1995).
Según Bruner (2013), utilizamos la narración para ubicarnos y para darle significado al mundo que nos rodea: no podemos evitar construir narrativas para otorgarle sentido a las cosas. Esta construcción implica la idea de mediación entre la mente y la cultura. El pensamiento narrativo es, según este autor, un modo posible mediante el cual los sujetos pueden construir la realidad dándole significado a los hechos al ubicarlos al interior de los relatos. La narrativa juega un papel al dar sentido a nuestras acciones en el mundo.
Los relatos analógicos se caracterizan por tener una estructura lineal articulada en tres grandes fases: inicio, desarrollo y desenlace. Esta estructura implica un autor que piensa previamente una estructura y la presenta como narración a los otros. Hay un inicio, donde aparecen los personajes y las acciones principales o problema. Se plantea el conflicto presentando a los elementos significativos de la historia tales como los personajes, las acciones y los problemas en cuestión. En el desarrollo se muestran las acciones e intenciones de los personajes, y tiene lugar la trama de la historia. En el desenlace se resuelve la trama y finaliza la historia, todo esto siempre desde el lugar y decisiones del autor respecto de los acontecimientos. Es de destacar la secuencialidad del relato de manera lineal, con una estructura ordenada en pasos.
Sin embargo, algunas historias han modificado esta estructura en relatos no lineales. A modo de ejemplo, citamos la novela Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino (1980), o Rayuela (1963) de Julio Cortázar como casos paradigmáticos de relato no lineal.
También surgieron manifestaciones en el cine de obras no lineales, tal es el caso de El hombre de la cámara (1929) de Dziga Vertov, y ya más actuales Magnolia (1999) de Paul T. Anderson o Amores Perros (2000) de Alejandro González Iñárritu, entre otros.
Sobre los antecedentes de relatos no lineales (y pensando ya concretamente en la narrativa digital), Aparici (2010) sostienen que
(…) los primeros antecedentes de la narrativa digital los encontramos en la literatura y en el cine, en obras no lineales. Pero, por ahora no podemos hablar de una narrativa específicamente digital. Podemos decir que está en proceso de elaboración. Así como el cine tardó 50 años en desarrollar el lenguaje fílmico o la televisión empleó aproximadamente 40 años para desarrollar un lenguaje más específicamente televisivo, en la red se integran y complementan los lenguajes audio-escrito-visuales (tal como los definió Jean Cloutier hace más de 30 años), pero el ciberespacio aún no tiene una narrativa específica. (2010, p. 6)
Una aproximación a la narrativa digital
La definición de narrativa digital desde nuestra cosmovisión, está construida a partir de una colección de atributos esenciales, características y propiedades que no deben faltar a la hora de etiquetarla:
- La no-linealidad se constituye como el atributo principal de la narrativa digital. No es necesario que dentro de esta exista una cronología, ni tampoco un final cerrado.
- Utilización del hipervínculo e hipertexto. La no-linealidad otorga conexiones intra e intertextual. Los saltos generados permiten aprovechar todo el ciberespacio y la no saturación de un espacio físico en concreto.
- Juego de lo sincrónico y asincrónico. La opción de tratar la información de manera no simultánea nos brinda la posibilidad de manejar el tiempo y utilizarlo conforme a nuestras necesidades.
- Multiplicidad de nodos y compuertas de acceso. Aparecen múltiples puntos de interconexión digital que entrelazan diferentes líneas discursivas. La no-linealidad aludida en el primer punto se transforma en multilinealidad y desencadena indefectiblemente en el siguiente punto.
- Multiusuario. Utilizamos este lenguaje y participamos en estos sistemas, que permiten la co-creación de contenidos.
Podemos aproximarnos a una definición de narrativa digital entendiéndola como un lenguaje formado por multiplicidad de partes conectadas por un recorrido no lineal o multilineal, de acceso sincrónico o asincrónico, de carácter multiusuario o co-participativo. Aparecen los nodos dispuestos como “compuertas lógicas” de acceso de y a la información a través de diversos canales no necesariamente exclusivos de un nicho. La narrativa digital se caracteriza por la interactividad, el uso de diferentes elementos como imágenes, animaciones, audios y recursos, el dinamismo y la discontinuidad. Nuevos medios y nuevos lenguajes conllevan a nuevas formas de narrar. Un cambio de rol acompaña al usuario cuando pasa de una tecnología analógica a otra digital: el rol de espectador pasivo pasa a adquirir un protagonismo para la producción, la co-creación y el intercambio.
La experiencia
De manera elocuente Murray (1999) argumenta que un medio lineal no puede representar la simultaneidad de procesos que se dan en el cerebro: la mezcla de lenguaje e imágenes y la consideración de posibilidades diversas que experimentamos como libre albedrío (p.289). Es este libre albedrío, o esa libertad, el punto esencial que nos interesaba en el momento de proponer un taller de una semana de duración a los estudiantes de la asignatura “Prácticum: Narrativa digital” . Se les pidió que realizasen una actividad dentro de las temáticas de la asignatura, enmarcando a la actividad como un “ejercicio narrativo colaborativo”.
A través del foro de la asignatura se propuso a los estudiantes una serie de pasos a cumplimentar para el desarrollo de la actividad, a partir del texto Madame Bovary de G. Flaubert. Concretamente se les indicó:
- Leer las dos primeras páginas y a partir de ello, en este foro o en otro espacio, reescribir esa historia.
- Contar esa historia de manera digital, a modo de genuinos digital storytellers.
Para realizarlo, los estudiantes podían mezclar imágenes, sonido, texto, con el fin de cambiar el sistema de educación de Charles Bovary. Se hizo hincapié en que lo relevante era transitar por la experiencia de narración colaborativa digital, más allá de los resultados obtenidos. Es decir, el foco se puso en el proceso colaborativo de narración digital.
La elección del texto no ha sido casual. En las primeras páginas de la primera parte de Madame Bovary, Flaubert relata el ingreso a la escuela de Charles Bovary utilizando magistralmente una mezcla de lenguaje objetivo y emotivo que no sólo describe al muchacho sino al tipo de enseñanza imperante de la época. Charles Bovary representa, junto a sus compañeros de clase, al estereotipo de estudiante del sistema de enseñanza decimonónico que ha llegado a nuestros días y sigue presente, con base netamente conductista y de aprendizaje por repetición.
Pensamos que desde la narrativa digital podíamos darle un empoderamiento al alumnado actual en vías de algún resultado que pudiese mostrar que este estereotipo está o debe quedar obsoleto.
Con la puesta en práctica de la actividad, los estudiantes lograron ponerse de acuerdo sobre el recurso y características del desarrollo de la actividad a través de un foro de acuerdos grupales, titulado, Hilo de acuerdos.
Se mantuvieron casi en su totalidad las dos páginas del texto original, extraídas de los materiales del curso e instaladas en un texto de edición compartida en línea, como texto editable. Este texto funcionó como interfaz interactiva, como puerta de enlace a infinidad de aportes: historias paralelas escritas, videos, presentaciones en línea, audios, entre otros recursos.
La construcción colaborativa del relato se enriqueció a partir de otras historias hipermedia contadas por multiplicidad de puntos de vista.
Citamos un enlace hipertextual a modo de ejemplo. El fragmento del texto original: “Los colegiales estallaron en una carcajada”, se enlaza a una presentación en línea donde interactúan textos, dibujos y videos en la que se reescribe la historia a partir de la premisa “no al bullying, sí al trabajo en equipo”.
A través del trabajo en colaboración, los estudiantes lograron modificar el final del texto plano: se extiende la historia y aparece una protagonista de género femenino, generando un relato hipertextual, basado en la narrativa digital. El siguiente fragmento es un ejemplo de ello:
El sueño acababa ahí. No había nada más que lo retuviese, podía volver a empezar. Irse, salir corriendo, buscar otro horizonte. No detenerse. Ella se levantó. Era la novata. Le sonrió tímidamente. Ambos se giraron. La puerta estaba abierta.
Una vez finalizada la actividad, se les propuso a los estudiantes analizar la experiencia a partir de la siguiente consigna de trabajo:
…Queríamos que os expresarais libremente en este hilo y a conciencia sobre como evaluaríais esta experiencia, y cuál sería vuestra crítica (constructiva o no). Y también que reflexionaseis sobre estas ideas: ¿un texto lineal o plano con hipervínculos pasa a formar parte ya de la narrativa digital? ¿Podíais haber sido más transgresores en materia argumentativa a partir de la libertad que os habíamos dado respecto a este texto?
En este contexto, el alumnado se ha manifestado masivamente en defensa de su trabajo en tanto producción narrativa digital argumentando, por ejemplo:
El caso del relato que hemos elaborado, no se trata de un texto lineal que los hipervínculos hayan convertido en narrativa digital, ya que los huecos, las lexias y los enlaces están más que justificados por los contenidos que se han ido aportado, es decir, no se ha enlazado por enlazar, sino para dar una visión paralela. (Estudiante 5)
Por lo que a mi modo de ver, y a modo de resumen, ya que coincido con casi todo con mis compañeros, creo que podemos afirmar que nuestro trabajo ha sido y es un relato digital, ya que es un relato que contiene múltiples relatos alternativos, múltiples visiones y “resultados”, y a su vez, se vale de múltiples lenguajes (texto; visual - vídeos de youtube, presentaciones en prezi, imágenes/fotos; sonoro-audios, canciones etc.) y múltiples plataformas (youtube, blogs, googledrive, prezi, etc.). (Estudiante 3
En lo que respecta a la evaluación y crítica de la experiencia hemos observado el surgimiento de una voz unívoca a favor del proceso realizado. Transcribimos algunos testimonios que dan cuenta de ello:
Me siento muy satisfecha por el trabajo realizado de manera colaborativa entre todos los compañeros, me ha gustado y he disfrutado con su realización.” “La experiencia ha sido muy motivadora”, “…muy gratificante. Ya no sólo por la temática, que me ha encantado, sino por la modalidad de trabajo. (Estudiante 1)
El ejercicio se convirtió en un bello tejido, un precioso bordado que salta de GDrive a los blogs de algunos de los compañeros, al Prezzi y vuelta al blog y otra vez a GDrive, al tablón de Pinterest de otro y al canal de youtube y otra vez al prezi y una vez más al blog y a la nube de palabras y.… (Estudiante 1)
Considero que construir un texto hipermedia, en sí mismo, rompe con la estructura lineal del relato, en tanto que das la opción al lector-usuario de pinchar donde quiera. No obligas a seguir una estructura determinada. (Estudiante 1)
En lo que respecta a la re-escritura mi propuesta no es sólo hacer links o hipertextos al documento plano, sino también re-inventar, por ejemplo, en mis aportes de prezi en combinado líneas del autor con adaptaciones en el siglo XXI. (Estudiante 2
Podríamos decir ante la opinión de este último estudiante que, en cierta manera, existe un acierto en su cuestionamiento a la hora de “re-inventar” la historia, pero no podemos dejar pasar por alto que en muchos de los hilos subsidiarios del texto se re-inventan historias. Es decir que a pesar de utilizar esa historia original de startgate se han co-creado o reinventado multiplicidad de historias confluyentes o no. En definitiva, otras voces que se salen de la linealidad impuesta por el rígido profesor de Charles Bovary.
Ya Murray, en 1999, se pronunciaba de la siguiente manera:
Según nos vayamos familiarizando con las historias multiformes, nos daremos cuenta de que un autor de hipertextos puede dar forma a una yuxtaposición o a un punto de ramificación en la historia con tanta habilidad como la que usa un autor tradicional para dar forma a un diálogo en una obra de teatro o en un capítulo de una novela (p.283).
Como hemos visto, la narrativa digital no sólo nos da la oportunidad de la co-creación, sino que nos da la libertad de cambiar modelos preestablecidos, y, de esta manera, romper con linealidades impuestas bajo rutinas prácticamente dictatoriales, si pensamos en el modelo educacional al cual se somete Charles Bovary.
Hacía una narrativa multicreacional
A través del tiempo, el texto impreso se consolidó, por ello se hizo necesario la capacitación no sólo en escritura, sino en lectura, transformando los conocimientos lectoescritores en esenciales en el área de la alfabetización.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, la alfabetización básica comenzó a incluir otro tipo de decodificación, implícito de manera primaria en el ser humano como animal simbólico, que llamamos decodificación audiovisual. Otro lenguaje comenzó a convivir con la lectura y escritura iniciales. La inclusión de las TIC en la educación se ha desarrollado conforme a distintas perspectivas y posibilidades.
Los desarrollos propuestos nos permiten afirmar que atrás han quedado las viejas premisas lineales de introducción-nudo-desenlace. Con esto nos queremos referir a una manera de escribir diferente a lo que se viene haciendo en los libros ‘analógicos’, contadas excepciones como ser Cortázar o Calvino, como hemos señalado, que fueron pioneros en romper con la linealidad discursiva.
La experiencia descripta en el epígrafe anterior viabiliza la comprensión de cómo se transforma un relato cerrado y plano en la co-creación de un relato abierto que no asume un final único; podríamos presuponer que este final es infinito: siempre podrán aparecer nuevos mundos paralelos y alternativos, con algún punto de confluencia.
Parafraseando a Barthes (citado en Landow, 1995) un texto tratado como hipertexto electrónico se constituye como un texto eternamente inacabado, con cadenas o recorridos en una textualidad abierta, en donde se destacan la composición en bloques de palabras o imágenes, y los términos nexo, nodo, red, trama y trayecto.
La interactividad manifiesta en la narrativa digital permite a través de un trabajo colaborativo la participación e intervención activa, en todo momento, de diferentes internautas de manera tanto síncrona como asíncrona, trayendo implícitamente entre líneas un punto clave: el libre albedrío, que podría considerarse como esencial en la construcción de un relato digital donde intervienen varios estudiantes-cibernautas.
Recordemos por ejemplo la película The Truman show (1998), una narrativa audiovisual de ficción, pero válida para visualizar cómo y hasta dónde llegan las dimensiones de la libertad y el libre albedrío que tenemos como seres humanos.
En definitiva, la narrativa digital no sólo nos da la oportunidad de la co-creación, sino que nos da la libertad de cambiar modelos preestablecidos, y, de esta manera, romper con linealidades de marcada herencia de la Ilustración. Las tecnologías aparecidas desde Web 2.0, pero sobre todo la velocidad de implementación de los cambios dentro de la Cibercultura, han abierto un abanico de posibilidades inimaginables que posibilitan la construcción de genuinas narrativas multicreacionales.
Referencias bibliográficas
Alcina, J. (1984). El mito ante la antropología y la historia. Madrid: Siglo XXI.
Aparici, R.(Coord.) (2010). Educomunicación: más allá del 2.0. Barcelona: Gedisa.
Aparici, R., García Matilla, A., Fernández, J. y Osuna, S. (2013). La imagen. Análisis y representación de la realidad. Barcelona: Gedisa.
Bruner, J. (2013). La fábrica de historias: Derecho, literatura, vida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Carter, K. (1993). The place of story in the study of teaching and teacher education. Educational Researcher, 22 (1), 5-12 y 18.
Havelock, E. (1996). La musa aprende a escribir. Reflexiones sobre oralidad y escritura desde la Antigüedad hasta el presente. Barcelona: Ediciones Paidós
Hermans, H. J. y Hermans-Jansen, E. (1995). Self-narratives: The construction of meaning in psychotherapy. New York: Guilford Press.
Honko, L. (1984). Folkloristic Theories of Genre. Folklore: Critical Concepts in Literary and Cultural Studies, Alan Dundes, Ed. Londres y Nueva York: Routledge: III, 4-25.
Kaplún M. (2010). Una pedagogía de la comunicación. En Aparici, R. Educomunicación: Más allá del 2.0. Madrid: UNED.
Landow, G. (1995). Hipertexto: la convergencia de la teoría crítica, contemporánea y la tecnología. Barcelona: Paidós.
Murray, J. (1999). Hamlet en la holocubierta: el futuro de la narrativa en el ciberespacio. Barcelona: Paidós.
Ong, W. (1993). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Buenos Aires: FCE.
Quin, R. y Mc Mahon, B. (1997). Historias y estereotipos. Madrid: Ediciones de la Torre.
RAE (2014) Diccionario de la lengua española. 23 ed. Obtenido de: <www.rae.es/>.
Referencias cinematográficas y novelísticas
Amores Perros (2000). González Iñárritu, A.
Crepúsculo (2008). Hardwicke, C.
El hombre de la cámara (1929). Vertov, D.
Magnolia (1999). Anderson P. T.
Rayuela (1963). Cortázar, J.
Si una noche de invierno un viajero (1980). Calvino, I.
The Truman show (1998). Weir, p.
* Perteneciente al Máster universitario en Comunicación y Educación en la Red (UNED, España).
* El maestro ejerce finalmente como un mando militar. Kaplún (2010) indica que los educandos son situados como receptáculos y depositarios de información en este tipo de modelo trasmisor de educación.
* Acoso escolar.