La inclusión de imágenes en libros de texto para facilitar la comprensión de las ideas tiene una larga tradición: Orbis sensualium pictus o El mundo sensible en imágenes, de Juan Amós Comenio, publicado por primera vez en el año 1658, es reconocido como el primer texto o manual estrictamente didáctico, generado con la intencionalidad de facilitar la transmisión de conocimiento, combinando el texto escrito con representaciones pictóricas, aunque esta práctica ya era conocida desde finales del siglo XV.
En efecto, con el surgimiento de la imprenta comienzan a publicarse libros que incluyen grabados con un propósito similar: textos de medicina, fisiología, botánica, y química adjuntan imágenes que ilustran conceptos de difícil abstracción, como podemos comprobar en “Turning the Page Online”, un proyecto multimedia que puso en la red los contenidos de los kioscos interactivos de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
Este proyecto combina la tecnología de pantallas táctiles con software de animación, y permite “hojear” libros incunables de un modo muy realista, con opciones de zoom sobre los detalles, leer o escuchar las explicaciones del texto y en algunos casos, acceder a información adicional mediante notas aportadas por los curadores.