En este ciclo de interactividad se pueden producir distintos problemas que impiden alcanzar los objetivos para los que se diseñó la interacción, tanto del lado del sistema como del usuario.
Los problemas por parte del sistema son conocidos: demoras innecesarias, mal funcionamiento del sistema operativo, desbordamiento de memoria, configuración ineficaz, falta de componentes de software, fallas en el equipamiento, etc. Lo que nos interesa destacar son los problemas que pueden suceder de parte del usuario, ya que generalmente, cuando estos se producen, es debido a un mal diseño de interacción o de la interfaz.
Cuando Norman describe el ciclo de interacción alude a estos problemas del lado del usuario con el sugerente nombre de “abismos”: el de ejecución y el de evaluación:
- El abismo de ejecución se produce cuando el usuario sabe qué objetivos quiere lograr mediante la interacción pero desconoce qué pasos o acciones realizar para llevarlos a cabo.
- El abismo de la evaluación se produce cuando el usuario realiza las acciones correctas pero es incapaz de interpretar los cambios que éstas provocan en el sistema.
Para evitar estos “abismos” es importante brindar información sobre qué resultados se obtienen con cada acción, y proveer en cada paso las instrucciones necesarias mediante sistemas de ayuda contextual, métodos de anticipación al clic y otras estrategias de prevención de errores.