“El adjetivo, cuando no da vida, mata.”
Arte poética, Vicente Huidobro (1916)
Una de las principales características de la integración de medios, de la que se obtiene un doble beneficio didáctico, es su capacidad para reducir la extensión del contenido, y en simultáneo, potenciar el significado. Esto se logra mediante la síntesis del contenido textual que se vincula con los signos gráficos, tarea que no siempre resulta sencilla y que requiere de ciertas habilidades en la práctica de la escritura como sugiere Borges (1975) a través de la sentencia “Limarás cada letra y cada palabra”.
En todos los casos de distribución espacial del texto mencionados anteriormente y en otras formas en las que aparece el carácter gráfico (esquemas, cuadros sinópticos y mapas conceptuales) se aplica con pertinencia el axioma menos es más: es requisito sintetizar la cantidad de palabras para agilizar la velocidad de interpretación de los datos incluidos en los mensajes bimedia.
No se trata solamente de una idea estética, sino de una necesidad práctica: la extensión innecesaria de párrafos en listas o tablas dificulta la identificación y diferenciación de conceptos para los cuales supuestamente se implementan estos recursos.
Esta síntesis no debe ser entendida como una falta de profundidad en el abordaje del contenido; por el contrario, la selección de las palabras adecuadas y la eliminación de adjetivos redundantes favorecen la creación de un mensaje contundente en el que la simplicidad no es sinónimo de “superficie”, sino de objetividad.
Otras áreas del material didáctico que se benefician de la contundencia de la síntesis verbal son los títulos, los ítems paratextuales de índices, menús y barras de exploración, y en algunos casos, los párrafos y hasta la página o unidad de contenido en su totalidad.
La cantidad de palabras utilizadas en títulos e índices no debiera ser muy extensa, ya que los títulos tienen, por definición, una utilidad sintética: resumen el contenido que engloban, por lo tanto, debe identificarse muy claramente el tema al que alude. Si tenemos que rastrear ese tema principal entre una decena de palabras que pugnan por imponer cada una su propio significado, estamos debilitando la fuerza expresiva del título.
Además, en las interfaces multimedia, los títulos extensos tienen poca visibilidad: se los abrevia, o se reduce el tamaño de la tipografía al límite de lo legible, u ocupan más de una línea de texto, utilizando un espacio de pantalla que debiera destinarse al contenido.
Como sugerencia general, conviene desarrollar solamente una particularidad del concepto por cada párrafo de texto. En la mayoría de los casos en los que un párrafo se extiende demasiado puede observarse que es debido a la inclusión o tratamiento de más de un tema.
Lo mismo ocurre con las secciones y apartados de los hipermedias: cada sección debiera destinarse a un solo núcleo de conocimiento y cada apartado a uno solo de los temas que lo integran. En la mayoría de los casos en los que las secciones y apartados son muy extensos detectamos problemas de estructura: pocas secciones o apartados abarcan más de un núcleo de conocimiento o tema en cada una.