Con la inmediata aceptación y popularidad de la cultura audiovisual durante la década de 1980, distintos organismos de gobierno promovieron políticas de estado para integrar las potencialidades del video en ámbitos educativos, hecho que inicialmente fue bastante resistido y dividió las opiniones entre entusiastas y detractores.
Es destacable, por ejemplo, la acción llevada a cabo por el Ministerio de Educación de España: durante más de diez años invirtió en sus mejores realizadores e investigadores para desarrollar un verdadero proyecto de educación audiovisual, este es uno de los motivos por el cual la mayoría de los trabajos científicos que influyen en nuestro ámbito educativo provienen de aquel país, a pesar de que contamos con notables investigadores locales.
En nuestro medio no se detecta hasta el año 2003 un proyecto gubernamental que vincule seriamente los audiovisuales y la educación. Recién en ese año el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación y el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) firmaron un acuerdo de cooperación para promover en forma conjunta actividades que favorezcan la difusión y la utilización del lenguaje audiovisual como recurso en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
A partir de este acuerdo se desarrollaron programas de capacitación docente, materiales didácticos y distintas actividades curriculares dirigidas a los alumnos y profesores de todo el país. El resultado de estas políticas públicas puede constatarse en la profusión y calidad de los recursos audiovisuales del portal Educ.ar.